El Mayo Zambada, figura clave del narcotráfico mexicano, fue detenido en 2024 tras más de 50 años operando desde las sombras.

Ismael “El Mayo” Zambada García, cofundador del Cártel de Sinaloa, fue por décadas una figura enigmática en el narcotráfico mexicano. A diferencia de Joaquín “El Chapo” Guzmán, su socio más visible, Zambada evitó capturas, cámaras y grandes escándalos públicos. Su detención en 2024 marcó el fin de una carrera criminal que, en gran medida, se mantuvo fuera del foco mediático durante más de medio siglo.
Antes de convertirse en uno de los líderes del crimen organizado más poderosos, Zambada tuvo orígenes humildes. En su juventud fue lavacoches y realizó otros trabajos modestos para subsistir. Según la periodista Anabel Hernández, el punto de inflexión en su vida fue cuando conoció a Antonio Cruz, un ex policía cubano y narcotraficante que se convirtió en su cuñado. Cruz lo introdujo en el mundo del tráfico de drogas en Los Ángeles, y eventualmente en el circuito de distribución de heroína en ciudades como Las Vegas.
Nacido en 1948 en El Álamo, Sinaloa, Zambada creció en un entorno rural donde los cultivos de marihuana y amapola eran parte del paisaje cotidiano. Esta región fue clave para su formación y posterior incursión en el narcotráfico. A lo largo de los años, tejió alianzas con figuras del Cártel de Guadalajara y el Cártel de Juárez, consolidando una estructura que eventualmente daría lugar al poderoso Cártel de Sinaloa.
Tras romper con los hermanos Arellano Félix, a raíz de un atentado contra su hijo en 1991, Zambada reubicó su operación en Culiacán, desde donde amplió su influencia a nivel internacional. Estableció conexiones en Colombia, dominó rutas estratégicas y se ganó el respeto —y temor— de aliados y rivales. Lo distintivo de su figura fue su capacidad para desaparecer: evitaba aparecer en fotografías, se sometió a cirugías para cambiar su rostro y vivió años escondido en la sierra del noroeste mexicano.
Pese a que otros capos fueron abatidos o extraditados, “El Mayo” mantuvo el control del cártel, incluso después de la caída de su hijo Jesús Vicente Zambada Niebla, alias “El Vicentillo”, en 2009. Documentos revelados por Anabel Hernández señalan que Zambada era considerado incluso por encima del Chapo Guzmán dentro de la jerarquía del narco mexicano.
Pero en julio de 2024, su suerte cambió. Según informes, fue traicionado por los hijos de “El Chapo”, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, líderes de la facción conocida como “Los Chapitos”. Lo habrían entregado a las autoridades estadounidenses para quedarse con sus rutas y bienes. El 12 de septiembre, fue trasladado a Nueva York, donde enfrentó cargos por tráfico de drogas, corrupción, homicidio, tortura, secuestro y lavado de dinero. En la corte, se le vio visiblemente deteriorado, con signos claros del desgaste físico tras años de adicción a la cocaína.
Actualmente, enfrenta 17 acusaciones formales en Estados Unidos y se analiza la posibilidad de aplicarle la pena de muerte. Un posible acuerdo de culpabilidad está en negociación, lo que podría evitarle la máxima condena, aunque aún no hay una decisión final. Su próxima audiencia está programada para el 16 de junio, en lo que podría ser el capítulo final del capo que manejó por décadas el imperio del Cártel de Sinaloa desde las sombras.