El tomate mexicano, que representa el 55% del consumo en EEUU, enfrentará un nuevo arancel del 20.91%, lo que podría alterar precios y suministro en ambos países.

El gobierno de Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, anunció la imposición de un arancel del 20.91% a las importaciones de tomate proveniente de México, medida que entrará en vigor el próximo 14 de julio. Esta decisión revoca el acuerdo alcanzado en 2019 entre ambos países, el cual había evitado una escalada comercial mediante la suspensión de investigaciones antidumping y el establecimiento de mecanismos de inspección para el producto mexicano.
El Departamento de Comercio estadounidense, encabezado por Howard Lutnick, confirmó la medida a través de un comunicado en el que argumentó que el nuevo arancel busca restablecer condiciones equitativas para los productores estadounidenses. Según las autoridades norteamericanas, la acción tiene como objetivo cerrar vacíos legales en los acuerdos previos que, consideran, habían beneficiado desproporcionadamente a los exportadores mexicanos.
La noticia llega en un contexto donde el tomate mexicano ha alcanzado un peso considerable en el mercado estadounidense, representando el 55% del consumo total en 2024. De hecho, el 98% de las exportaciones de tomate de México tienen como destino Estados Unidos, lo que refleja una profunda interdependencia comercial en este sector agrícola. Solo en el último año, el valor de estas importaciones ascendió a 3,243 millones de dólares, con un crecimiento interanual del 15%.
Asimismo, el tomate mexicano representó el 86% del total de importaciones estadounidenses de esta hortaliza en 2024. Esta consolidación obedece a factores como costos competitivos, calidad constante y ventajas logísticas que han permitido un suministro estable durante todo el año, elementos fundamentales para cadenas de autoservicio y consumidores en Estados Unidos.
El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) advirtió sobre las posibles consecuencias de esta medida, que atribuyen a presiones ejercidas por productores en Florida, quienes han sostenido acusaciones de dumping contra los exportadores mexicanos, sin que estas hayan sido comprobadas formalmente. De materializarse el arancel, los efectos podrían sentirse no solo entre los productores y exportadores mexicanos, sino también en los supermercados y hogares estadounidenses, al afectar el precio y la disponibilidad del tomate fresco.
El GCMA subrayó que el tomate mexicano ha sido esencial para garantizar precios accesibles y una oferta constante en Estados Unidos, gracias a su sabor, calidad y eficiencia productiva. En este sentido, alertaron que la medida podría tener un impacto negativo tanto para el consumidor estadounidense como para la estabilidad de las relaciones comerciales agrícolas entre ambas naciones.