Bukele se niega a devolver a EE. UU. al migrante deportado por error

Bukele se niega a devolver a EE. UU. al migrante Abrego García, deportado por error, desafiando una orden de la Corte Suprema y respaldando la postura del expresidente Donald Trump.

Bukele


En una controvertida reunión celebrada en el Despacho Oval, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, declaró que no devolverá a Estados Unidos a Kilmar Armando Abrego García, un salvadoreño de 29 años y padre de tres hijos, quien fue deportado erróneamente por el gobierno estadounidense y actualmente se encuentra recluido en una prisión salvadoreña. La afirmación fue hecha junto al expresidente Donald Trump, quien respaldó la decisión de su homólogo centroamericano y la usó como ejemplo de su firmeza frente a los tribunales federales.

La deportación de Abrego García ha generado una fuerte polémica, ya que la Corte Suprema de EE. UU. había ordenado su regreso, reconociendo que fue enviado a El Salvador debido a un “error administrativo”. Pese a ello, tanto Trump como Bukele mostraron una postura desafiante, dejando claro que no acatarán el fallo judicial. Trump incluso sugirió trasladar a delincuentes estadounidenses a cárceles en El Salvador, idea que está siendo analizada por su equipo legal.

Durante la reunión, el exmandatario norteamericano y sus principales asesores, como Pam Bondi y Stephen Miller, acusaron a Abrego García de pertenecer a la MS-13, aunque no existe registro judicial que lo vincule con esa u otra organización criminal. Sus abogados han señalado que el joven migró a Estados Unidos en 2011 para huir de la violencia en su país y fue protegido de la deportación en 2019 por un juez de inmigración, quien consideró que su vida corría peligro si regresaba a El Salvador.

Bukele comparó el retorno del migrante con introducir a un “terrorista” en Estados Unidos, mientras Trump aprobaba sus declaraciones con gestos de apoyo. La negativa del gobierno salvadoreño ha sido calificada por expertos legales como una amenaza directa al Estado de Derecho, al ignorar una orden judicial vinculante y utilizar la política exterior como herramienta para fines ideológicos.

La situación ha encendido las alarmas entre legisladores demócratas como Hakeem Jeffries, quien pidió que se declare en desacato a los funcionarios implicados en desacatar las órdenes judiciales. Por su parte, la esposa de Abrego García denunció que los gobiernos de ambos países están utilizando a su esposo como peón en un juego político sin considerar su seguridad ni su derecho al debido proceso.

El Departamento de Justicia estadounidense se ha limitado a presentar actualizaciones ambiguas ante la Corte, argumentando que no pueden obligar a Bukele a devolver a Abrego García. Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos advierten que este caso representa un grave precedente que permite al gobierno estadounidense “hacer desaparecer” migrantes en cárceles extranjeras sin rendir cuentas.

El presidente Bukele, quien ha ganado notoriedad internacional por su estilo autoritario y su política de mano dura contra las pandillas, ha sido acusado anteriormente de negociar en secreto con líderes criminales para reducir la violencia a cambio de beneficios políticos. Sin embargo, su popularidad sigue en ascenso, y su reciente reelección fue respaldada por una abrumadora mayoría.

En lugar de cuestionar sus abusos, el gobierno de Trump ha elogiado el modelo penitenciario salvadoreño, llegando a modificar su advertencia de viajes a El Salvador para destacar su supuesta seguridad. La sintonía entre ambos líderes se refleja también en temas ajenos a la migración, como su oposición a políticas de diversidad y derechos de las personas trans.

Para muchos observadores, el caso de Abrego García se ha convertido en un símbolo del colapso del equilibrio de poderes y del uso de la migración como instrumento político en ambos países.

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