El telescopio James Webb detectó en K2-18b compuestos como dimetilsulfuro, asociados a organismos vivos marinos, lo que reaviva el debate sobre vida fuera de la Tierra.

Un nuevo hallazgo astronómico vuelve a encender las esperanzas de encontrar vida fuera de la Tierra. Investigadores que trabajan con el telescopio espacial James Webb anunciaron la detección de compuestos químicos en la atmósfera del exoplaneta K2-18b, los cuales están vinculados, en nuestro planeta, a la existencia de vida marina microscópica.
K2-18b, localizado a 124 años luz de nuestro Sistema Solar, ya era un objetivo de estudio desde 2023, cuando se descubrió vapor de agua, metano y dióxido de carbono en su atmósfera. Sin embargo, el avance más reciente es particularmente revelador: se identificaron señales de dimetilsulfuro y dimetil disulfuro, moléculas que en la Tierra solo se conocen como productos de organismos vivos, en especial de las algas microscópicas conocidas como fitoplancton, base de los ecosistemas acuáticos y esenciales para la fotosíntesis.
Este descubrimiento fue publicado en The Astrophysical Journal Letters y liderado por un astrofísico de la Universidad de Cambridge, quien destacó que estos resultados constituyen “lo más cerca que hemos estado de observar una característica a la que podamos atribuirle vida”, haciendo referencia a una posible actividad biológica fuera del Sistema Solar.
K2-18b es un planeta ocho veces más grande que la Tierra y se encuentra dentro de lo que se denomina zona habitable, una región espacial donde las condiciones podrían permitir la existencia de agua líquida. Al no ser ni demasiado caliente ni excesivamente frío, se considera adecuado para mantener condiciones similares a las necesarias para la vida microbiana.
Aunque la presencia de dimetilsulfuro es notable, no se puede tomar como una prueba definitiva. En 2024 se detectó este compuesto también en un cometa, lo que sugiere que podría originarse a través de procesos no biológicos. Aun así, los expertos insisten en que la combinación de elementos hallados y las condiciones del planeta refuerzan la hipótesis de que K2-18b podría albergar formas de vida, probablemente similares a los microbios oceánicos terrestres.
Este exoplaneta sigue encabezando la lista de candidatos con mayor potencial para albergar vida. Su atmósfera rica en hidrógeno y su alto contenido de agua lo convierten en un prometedor objeto de estudio. Por ahora, los científicos continúan explorando las señales enviadas por el James Webb, buscando respuestas a una de las preguntas más antiguas de la humanidad: ¿estamos solos en el universo?