China lanza una advertencia firme a los países que contemplen limitar sus lazos comerciales con Pekín en favor de Estados Unidos: “Habrá consecuencias”.

Este lunes 21 de abril de 2025, el Ministerio de Comercio de China emitió una declaración tajante tras diversos reportes que indican que la administración de Donald Trump busca persuadir a países terceros —especialmente en América Latina y Asia— de frenar sus relaciones comerciales con China a cambio de alivios arancelarios o favores diplomáticos.
En palabras claras, el comunicado señala que “frenar el comercio con China para ganarse el favor de Estados Unidos sería egoísta y miope”, y advirtió que cualquier país que adopte esa postura deberá enfrentar contramedidas firmes y calculadas. La postura oficial subraya que ningún acuerdo puede alcanzarse “a expensas de los intereses fundamentales de China”.
Esta advertencia se enmarca en un contexto de creciente presión internacional. A través de entrevistas y discursos recientes, el expresidente Trump ha insinuado que países como Vietnam o México deberían «elegir» entre la inversión estadounidense y la relación con China. Incluso sugirió que América Latina podría verse beneficiada si restringe el comercio con el gigante asiático.
China, por su parte, ha reforzado su diplomacia económica. En las últimas semanas, el presidente Xi Jinping ha visitado Vietnam, Malasia y otros países del sudeste asiático, exhortándolos a “resistir la desvinculación” y oponerse a lo que denominó “abuso arancelario”. También ha intensificado el diálogo con la Unión Europea, Japón y Corea del Sur, buscando mantener el flujo de comercio y neutralizar la influencia estadounidense.
Más allá de las declaraciones, lo que está en juego es la red comercial que China ha tejido en las últimas décadas. Países como México y Vietnam se han convertido en puertas indirectas para que productos chinos lleguen a Estados Unidos sin llevar la etiqueta “Hecho en China”. Si estas rutas se cierran por presión estadounidense, el impacto en la economía china sería profundo.
Pero la advertencia de Pekín no se limita a la retórica. En marzo, China impuso aranceles del 100% a ciertos productos canadienses como castigo por lo que percibió como alineamiento de Ottawa con Washington. La medida fue interpretada como una advertencia dirigida a todos los países que consideren seguir un camino similar.
Expertos en economía internacional advierten que estas tensiones podrían escalar más allá de lo comercial. Bert Hofman, exfuncionario del Banco Mundial, señaló que muchos países dudarán en aliarse con una potencia impredecible. “El estilo errático de diseño de políticas del gobierno de Trump hace que cualquier pacto contra China sea una apuesta arriesgada”, declaró.
Otros, sin embargo, como Vietnam, podrían no tener margen de maniobra. “Su economía depende cada vez más de la atracción de marcas extranjeras, especialmente estadounidenses”, explicó Zhiwu Chen, profesor de finanzas de la Universidad de Hong Kong. “No tienen mucho espacio para ponerse del lado de China sin consecuencias por parte de Estados Unidos”.
La confrontación ya no es solo entre dos gigantes. China deja claro que observará de cerca a cada país, no solo en lo que hacen, sino también en lo que permiten: si sirven como puente para el comercio chino o si se alinean con las presiones de Washington. Para muchos gobiernos, la neutralidad ya no es una opción.