Una señal de rayos gamma descubierta en datos antiguos sugiere que los magnetares podrían ser una fuente alternativa de elementos pesados como el oro en el universo.

Durante décadas, los astrónomos han intentado resolver el misterio sobre el origen cósmico de los elementos más pesados, como el oro. Si bien se sabe que los elementos ligeros, como el hidrógeno y el helio, surgieron tras el Big Bang, y que otros más pesados como el hierro se generaron en explosiones estelares, la distribución del oro en el universo ha resultado enigmática. Ahora, una investigación publicada en The Astrophysical Journal Letters propone una nueva posible fuente: los magnetares, estrellas de neutrones con campos magnéticos extremadamente intensos.
El estudio, liderado por Anirudh Patel, estudiante de doctorado de la Universidad de Columbia, parte del análisis de una señal captada hace dos décadas por telescopios de la NASA y la Agencia Espacial Europea. Aunque en aquel entonces no se comprendía del todo, los investigadores ahora creen que podría indicar la producción de oro tras una llamarada gigante de un magnétar. Hasta ahora, los científicos pensaban que el oro se originaba únicamente en colisiones de estrellas de neutrones, como la observada en 2017 que liberó una kilonova, una colisión cósmica capaz de crear elementos pesados como oro, platino y plomo.
Sin embargo, esta nueva línea de estudio sugiere que las llamaradas de magnetares —que ocurrieron mucho antes en la historia del universo, durante sus primeros 200 millones de años— también podrían haber contribuido a la formación de estos elementos. Estas llamaradas se producen por “terremotos estelares”, comparables a los sismos en la Tierra, pero en la corteza de una estrella de neutrones. Cuando la tensión acumulada se libera, se generan intensas ráfagas de radiación, incluyendo rayos X y gamma.
El equipo encontró que la última gran llamarada de magnétar observada, en diciembre de 2004, coincide casi perfectamente con las predicciones del modelo teórico desarrollado por el grupo. Esta coincidencia refuerza la hipótesis de que tales eventos podrían expulsar materia rica en elementos pesados. Datos adicionales de satélites retirados como RHESSI y Wind también respaldan estos hallazgos.
Aunque los resultados son prometedores, científicos como la Dra. Eleonora Troja, quien participó en la observación de la kilonova de 2017, advierten que los magnetares son sistemas complejos. La presencia de elementos como electrones en exceso podría dificultar la formación de oro, favoreciendo en su lugar metales más ligeros como el circonio o la plata. Por ello, considera que no se ha descubierto una fuente definitiva de oro, sino una posible vía alternativa para su creación.
Según Patel, estas llamaradas podrían ser responsables de hasta un 10 % de los elementos más pesados que el hierro en nuestra galaxia. No obstante, será necesario esperar a futuras misiones como el telescopio COSI de la NASA, previsto para 2027, que podría observar directamente las llamaradas de magnetares y confirmar si realmente están generando estos valiosos elementos. La investigación representa un avance importante para comprender la historia cósmica de los materiales que forman incluso los objetos que usamos diariamente.