La violencia en Sinaloa se recrudece tras la muerte de dos policías municipales y cuatro heridos durante un ataque directo en una taquería de Mazatlán.

La noche del miércoles 7 de mayo, un nuevo acto de violencia sacudió la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, cuando un grupo armado atacó a balazos una taquería ubicada en el fraccionamiento Pradera Dorada 6. La agresión, perpetrada alrededor de las 11:15 de la noche, dejó un saldo trágico: dos policías municipales asesinados y cuatro más heridos, algunos de gravedad.
Los hechos ocurrieron mientras los oficiales cenaban en el establecimiento localizado en la avenida Monte Ribereño, esquina con la calle San Daniel. De acuerdo con los primeros reportes de seguridad, varios sujetos armados descendieron de un vehículo y abrieron fuego con rifles de alto poder directamente contra los uniformados. Uno de los policías falleció en el lugar del ataque, mientras que otro perdió la vida dentro de una patrulla que estaba estacionada justo frente al negocio.
Los agentes caídos fueron identificados como Osvaldo Antonio Leyva Armenta y José Ambrosio López. Por su parte, los cuatro lesionados fueron trasladados a una clínica privada en la colonia Flores Magón. Dos de ellos permanecen estables, mientras que los otros dos se reportan en estado delicado tras ser sometidos a cirugía de emergencia.
El secretario de Seguridad Pública de Mazatlán, Jaime Othoniel Barrón, aseguró que el atentado fue un ataque directo contra las fuerzas municipales, resultado del trabajo policial en la región. “Es evidente que al delincuente no le gusta que la policía cumpla su labor de prevención y reacción”, expresó el funcionario, quien también condenó los hechos como una agresión contra la autoridad y el orden público.
Tras el ataque, la zona fue asegurada por elementos de la Secretaría de Marina, agentes de la Policía de Investigación y peritos de la Fiscalía General del Estado, quienes iniciaron con el levantamiento de pruebas. Hasta el momento no hay personas detenidas ni se ha revelado información sobre los autores materiales del crimen.
Este ataque se suma a una escalada de violencia que ha ido en aumento en Sinaloa desde las recientes extradiciones de narcotraficantes a Estados Unidos. Lo que parecía una disputa localizada en Culiacán se ha extendido hacia municipios del norte como Mocorito, Guamúchil, Guasave y Badiraguato, encendiendo una nueva ola de terror y dejando ver el resurgimiento de viejas alianzas criminales.
Las calles de localidades que antes permanecían en relativa calma han sido tomadas por caravanas de hombres armados, quienes disparan contra viviendas, bloquean caminos con vehículos incendiados y colocan ponchallantas para paralizar la movilidad. La población civil vive en el miedo, con negocios cerrados, escuelas suspendidas y zonas enteras vacías por temor a los enfrentamientos.
La Fiscalía de Sinaloa ha prometido avances en las investigaciones, mientras que el Gobierno estatal se encuentra bajo presión para contener una violencia que ha rebasado fronteras municipales y amenaza con profundizarse aún más.