Con moscas estériles, autoridades mexicanas combaten el gusano barrenador que afecta al ganado y motivó el cierre fronterizo con EE.UU.

Tras el reciente cierre temporal de la frontera estadounidense a la exportación de ganado mexicano, provocado por la detección del gusano barrenador, las autoridades de México han decidido implementar una estrategia biológica innovadora: la liberación de moscas estériles. Esta técnica, recomendada por organismos internacionales, busca interrumpir el ciclo reproductivo del parásito de manera eficaz y sin consecuencias para el ecosistema.
El gusano barrenador, específicamente la especie Cochliomyia hominivorax, representa una seria amenaza para la ganadería nacional. Ataca animales de sangre caliente al depositar sus larvas en heridas, donde se alimentan del tejido vivo, provocando graves daños sanitarios y económicos. Para combatirlo, se recurrirá a una técnica avalada por el Organismo Internacional de Energía Atómica, que consiste en criar masivamente a los insectos causantes de la plaga, esterilizarlos mediante radiación, y liberarlos posteriormente en áreas afectadas.
El principio detrás de este método es sencillo pero poderoso: las hembras de esta especie sólo se reproducen una vez en su vida. Al aparearse con machos estériles, no generan descendencia, lo que reduce de forma progresiva la población de la plaga sin necesidad de recurrir a químicos ni afectar a otras especies. Las moscas serán liberadas desde el aire, en zonas previamente determinadas, con lo que se espera frenar la propagación del parásito.
El secretario de Agricultura, Julio Berdegué, señaló que originalmente la responsabilidad de contener la plaga recaía en Estados Unidos, debido a que el gusano ingresó por la frontera sur de aquel país. No obstante, se alcanzó un acuerdo bilateral para reabrir la frontera por un periodo de quince días, tiempo durante el cual México intensificará sus medidas de control, vigilancia y aplicación de esta estrategia biológica.
La implementación de la técnica de la mosca estéril representa una esperanza significativa para el sector ganadero mexicano, al ofrecer una solución efectiva, ambientalmente segura y sustentable frente a un problema que podría tener consecuencias devastadoras si no se controla a tiempo.