Rusia y Ucrania acuerdan canje de mil prisioneros cada uno en Estambul

Rusia y Ucrania pactaron el mayor intercambio de prisioneros del conflicto, aunque siguen sin lograr un alto al fuego.

Ucrania

Rusia y Ucrania sostuvieron por primera vez desde el inicio del conflicto una ronda formal de conversaciones de paz, celebrada el viernes en Estambul. El principal avance fue el acuerdo para realizar el mayor intercambio de prisioneros hasta la fecha, con mil personas por cada lado. Sin embargo, no se logró pactar un alto al fuego temporal ni una reunión directa entre los presidentes Vladímir Putin y Volodímir Zelenski, lo que evidencia la enorme distancia que aún existe entre las partes.

Las negociaciones, convocadas por Turquía, duraron una hora y 40 minutos. Aunque el diálogo fue directo y se percibió como un gesto de apertura, los representantes de ambos países reconocieron en conferencias de prensa que no hubo avances sustanciales en los temas centrales del conflicto. Ucrania buscaba un cese de hostilidades como punto de partida, pero Moscú exigió el retiro total de Kiev de las cuatro regiones ucranianas anexadas por Rusia en 2022, lo que fue considerado inaceptable por el gobierno ucraniano.

El Kremlin sostiene que cualquier solución pasa por aceptar su control sobre esos territorios, lo que ha generado preocupación entre los negociadores occidentales y ha puesto en duda la voluntad real de Moscú para alcanzar la paz. Putin, quien mantiene que está ganando la guerra en el campo de batalla, también parece tener en la mira a Donald Trump, esperando que un posible regreso del republicano a la presidencia de EE. UU. favorezca una relación más amigable entre Washington y Moscú.

Durante las conversaciones, el asesor del Kremlin Vladímir Medinski confirmó que ambas delegaciones acordaron redactar propuestas para un eventual alto al fuego, pero dejó claro que la guerra y las negociaciones, históricamente, suelen darse en paralelo. Por su parte, el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, reiteró el compromiso de su país con la paz, aunque dejó claro que seguirán combatiendo si no hay una solución justa.

Zelenski, quien no participó directamente en las conversaciones, calificó el proceso como “escenificado y vacío” y acusó a Putin de temer un encuentro cara a cara. Desde Albania, pidió más sanciones económicas contra Rusia y presionó a los aliados occidentales para que no bajen la guardia. El presidente francés Emmanuel Macron respaldó esta postura, exigiendo una mayor presión sobre el Kremlin.

Mientras tanto, líderes europeos, Zelenski y Trump mantuvieron una conversación telefónica en la que abordaron el conflicto, aunque sin revelar detalles. El expresidente estadounidense se mostró dispuesto a hablar personalmente con Putin y aseguró que nada concreto ocurrirá hasta que ambos líderes se reúnan. Marco Rubio, secretario de Estado de EE. UU., coincidió en esa visión, aunque su papel durante las negociaciones fue indirecto, al reunirse por separado con las delegaciones.

El Vaticano también se ofreció como sede para futuras conversaciones. El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, calificó al Vaticano como un “lugar apropiado” y reiteró la disposición del papa León XIV a facilitar el proceso de paz.

A pesar de la expectativa inicial, las negociaciones de Estambul no produjeron resultados contundentes más allá del acuerdo humanitario. Para Putin, representaron una victoria táctica al conseguir sentarse a la mesa sin haber cedido en el terreno militar. Para Ucrania y sus aliados, fue una oportunidad para exponer su visión de paz, aunque el camino hacia una solución definitiva sigue tan incierto como al inicio del conflicto.

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