El Z-40 comparece encadenado ante juez en EE.UU.; posible pena de muerte en juego

El Z-40 enfrentó una audiencia clave en EE.UU. encadenado y sin mostrar emociones, mientras su defensa acusa falta de pruebas y la fiscalía busca la pena de muerte.

encadenado

Miguel Ángel Treviño Morales, conocido como El Z-40 y considerado uno de los líderes más violentos de Los Zetas, compareció encadenado de pies ante una corte federal en Washington D.C., en un proceso judicial que podría derivar en una condena de pena capital. La escena fue tensa desde el inicio: el sonido metálico de las cadenas al caminar marcaba el ambiente antes de que el juez Trevor McFadden entrara a la sala.

Vestido con un uniforme azul de manga corta y lentes de aumento, Treviño lucía calmado y sereno, incluso mientras se mencionaban cargos que podrían costarle la vida. A su alrededor, seis abogados de defensa, encabezados por Eduardo Balarezo, y un equipo legal del Departamento de Justicia estadounidense, encabezado por el fiscal Kirk Handrich, se preparaban para abordar el voluminoso expediente que incluye cerca de cinco millones de archivos como pruebas.

El Z-40 no mostró alteración alguna, ni siquiera cuando se habló de la posibilidad de que Balarezo, su abogado principal, tuviera que dejar su defensa por un posible conflicto de interés. El juez sugirió que, debido a que Balarezo también representa a Gilberto Barragán Balderas, alias El Tocayo, mencionado en el mismo caso, debería considerar hacerse a un lado. Sin embargo, Balarezo dejó claro que no tenía intención de abandonar a su cliente. “¿Es eso una orden de la corte?”, preguntó. La respuesta del juez fue más una recomendación que un mandato, dejando abierta la posibilidad de que el defensor continúe en el proceso.

El abogado, reconocido por haber representado anteriormente a Joaquín “El Chapo” Guzmán, reiteró su compromiso con Treviño Morales, quien lo contrató de manera particular. En contraste, a Barragán Balderas lo representa como defensor de oficio, prácticamente sin remuneración.

Durante la audiencia, también se reveló que el hermano de Miguel Ángel, Omar Treviño Morales, El Z-42, no se presentó por un error en la recalendarización de su audiencia. A pesar de ello, la sesión continuó con la presencia de otro coacusado, Alfredo Rangel Buendía, alias El Chicles, quien fue jefe de plaza en Miguel Alemán, Tamaulipas. Ambos ingresaron encadenados, en medio de una fuerte vigilancia de agentes del Servicio de Marshals de Estados Unidos.

El fiscal Handrich confirmó que la fiscalía federal contempla buscar la pena de muerte para los hermanos Treviño, mientras la defensa insiste en la vaguedad de la acusación y la falta de acceso a pruebas concretas para construir una estrategia legal sólida.

Este caso ha captado la atención no sólo por la figura del Z-40, heredero del imperio criminal de Heriberto Lazcano, sino también por la brutalidad con la que dirigió las operaciones de Los Zetas. Bajo su mando, se documentaron métodos de tortura atroces, ejecuciones, desapariciones forzadas y la disolución de cuerpos con químicos. Su liderazgo abarcó estados clave como Tamaulipas, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí y Veracruz, operando redes de tráfico de drogas, extorsión y secuestro.

La corte, repleta de abogados, fiscales, traductores, paralegales y estudiantes de derecho, atestiguó una audiencia que no solo marca un capítulo clave en el juicio de Treviño Morales, sino que también revive los horrores que Los Zetas sembraron a lo largo del territorio mexicano.

El próximo encuentro en la corte quedó programado para el 14 de octubre. Mientras tanto, la defensa tendrá que revisar millones de documentos, interceptaciones y sumarios, en una batalla legal que apenas comienza, pero que ya se perfila como una de las más complejas y delicadas del crimen organizado mexicano en tribunales estadounidenses.

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