En esta Navidad, se recuerda el sufrimiento de más de 14,500 niños palestinos muertos en el conflicto. A pesar de la intervención de la ONU y condenas internacionales, la impunidad y la indiferencia global continúan, dejando a millones de palestinos en condiciones devastadoras.

En esta Navidad, es deseable que aquellos que sufren en Palestina encuentren algo de lo que en otras partes del mundo consideramos habitual. Más de 14,500 niños han perdido la vida en el contexto de la violenta y devastadora guerra contra el pueblo palestino.
Desde el 7 de octubre de 2023, la intención de exterminar a civiles desarmados ha alcanzado niveles sin precedentes en la historia contemporánea. La intervención de la Organización de las Naciones Unidas ha demostrado ser, una vez más, un fracaso, lo que cuestiona la efectividad de esta entidad ante violaciones masivas de los derechos humanos, especialmente contra los más vulnerables: los niños.
A pesar de la gravedad de la situación, la comunidad internacional no ha priorizado la matanza que continúa a manos del ejército israelí contra civiles inocentes. Generaciones de palestinos han sido despojadas de sus tierras, y hoy enfrentan la pérdida de vidas, desplazamientos y ciudades devastadas, cumpliendo así la promesa del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de erradicar al pueblo palestino.
Este año, al igual que el anterior, el mundo occidental celebra la vida de Jesús, una fecha que evoca sentimientos de amor, fraternidad y paz. Sin embargo, los niños palestinos luchan diariamente por sobrevivir en medio de la escasez de alimentos, vivienda y agua, mientras se encuentran en centros de refugiados, rodeados de huérfanos y llenos de incertidumbre.
A pesar de que la Corte Penal Internacional ha emitido condenas contra el presidente israelí y otros responsables de las atrocidades en Gaza, la impunidad y la indiferencia global convierten a la comunidad internacional en cómplice por omisión de este holocausto, que muchos consideran más grave que el sufrimiento de los judíos durante el régimen nazi.
En este contexto, es mi deseo que quienes sufren en Palestina encuentren en esta Navidad lo que muchos de nosotros consideramos cotidiano: un hogar, una cena caliente y el amor de nuestras familias. Les deseo felices fiestas y los invito a reflexionar y orar por los niños que padecen en Palestina.