Migrantes en Acapulco enfrentan incertidumbre tras ser trasladados con la promesa de permisos de movilidad. Sin embargo, se encuentran atrapados en una región violenta y con escasas oportunidades laborales.

Un grupo de migrantes, tras semanas de travesía en caravana por el sur de México, ha sido trasladado a Acapulco, Guerrero, con la esperanza de obtener permisos para moverse legalmente en el país. Sin embargo, se encontraron con la dura realidad de que solo se les otorgó un documento que les limita a permanecer en una región marcada por la violencia y el desempleo.
En medio de la recuperación de Acapulco tras los devastadores huracanes y el aumento de la criminalidad, estos migrantes deambulan sin rumbo, enfrentando la incertidumbre. La estrategia del gobierno mexicano de dispersar a los migrantes busca aliviar la presión en el sur del país, donde la mayoría ingresa en su camino hacia Estados Unidos. Sin embargo, esta política ha generado críticas, ya que muchos se sienten abandonados en una ciudad que no está preparada para recibirlos.
Tonatiuh Guillén, exdirector de la agencia migratoria, señala que esta política de “dispersión y agotamiento” se ha intensificado con la llegada de Donald Trump al poder, en un intento de reducir las llegadas a la frontera estadounidense. Sin embargo, muchos migrantes, como Ender Antonio Castañeda, expresan su frustración al no recibir el apoyo prometido y enfrentarse a la falta de opciones para continuar su viaje.
Mientras algunos buscan refugio en iglesias locales, otros se ven forzados a dormir en la calle, en un entorno donde la seguridad es una preocupación constante. La presidenta Claudia Sheinbaum defiende una visión “humanitaria” de la migración, pero organizaciones civiles alertan sobre las condiciones precarias en las que quedan los migrantes al ser trasladados a zonas de alto riesgo.
El sacerdote Leopoldo Morales, que ayuda a los migrantes, ha notado un aumento en su llegada, a pesar de que Acapulco no es un punto de paso habitual. Las comunidades locales intentan brindar apoyo, pero la situación sigue siendo crítica, con un mercado laboral escaso y un ambiente de inseguridad que complica aún más sus esfuerzos por encontrar un futuro mejor.