Delhi: un invierno tóxico y mortal por la contaminación

Delhi enfrenta una grave crisis de contaminación, especialmente en invierno, con índices de aire peligrosos que afectan la salud pública. La situación se repite cada año, generando frustración y un sentimiento de impotencia entre sus habitantes.

Con la llegada del invierno, Delhi enfrenta una vez más una atmósfera de pesadumbre. El cielo gris está cubierto por una densa capa de esmog, visible y opresiva.

Al estar al aire libre por más de unos minutos, se puede sentir un sabor a ceniza en la boca. Intentar correr o caminar rápido se convierte en una tarea agotadora, dejándote sin aliento en cuestión de minutos.

Los periódicos han resurgido con términos como «tóxico», «mortal» y «venenoso» en sus titulares, reflejando la gravedad de la situación.

La mayoría de las escuelas han cerrado, y se recomienda a la población que se quede en casa. Sin embargo, aquellos que dependen de trabajos al aire libre no tienen esa opción.

El índice de calidad del aire en Delhi alcanzó niveles alarmantes, entre 1,200 y 1,500, cuando el límite aceptable es inferior a 100. Estas cifras indican la presencia de partículas finas (PM 2.5 y PM 10) que pueden penetrar en los pulmones y desencadenar diversas enfermedades.

En redes sociales, la gente expresa su frustración y angustia, sintiendo que este ciclo se repite cada invierno, una experiencia compartida durante los últimos 15 años.

¿Porque sucede todo esto?

Las causas de la contaminación son múltiples. Una de ellas es la práctica de los agricultores de quemar los restos de cosechas para limpiar sus campos, una técnica común en los estados vecinos de Punjab, Haryana y Uttar Pradesh. Cada invierno, el humo de estos incendios envuelve Delhi, asentándose en la atmósfera cuando el viento disminuye.

No se puede responsabilizar únicamente a los agricultores, ya que esta es la opción más económica para limpiar los terrenos. Aunque diferentes gobiernos han prometido ofrecer máquinas e incentivos para detener la quema de cultivos, los avances han sido escasos.

Delhi también contribuye significativamente a su propia contaminación a través de las emisiones de vehículos, la construcción y las fábricas.

Cada año, durante la temporada invernal, la población expresa su ira, los periodistas publican artículos, los políticos intercambian culpas y los tribunales se indignan, repitiendo el ciclo cada invierno.

Una crisis de salud pública como esta provocaría protestas masivas en muchas democracias, pero en Delhi, la indignación se limita principalmente a las redes sociales.

Los activistas señalan que el problema radica en que, para la mayoría, la contaminación no provoca efectos inmediatos, sino problemas a largo plazo. La inhalación de altos niveles de PM2.5 deteriora la salud lentamente. Un estudio de la revista médica Lancet reveló que la contaminación causó más de 2.3 millones de muertes prematuras en India en 2019.

Además, existe una división de clases: quienes pueden salir de la ciudad lo hacen, quienes pueden comprar purificadores de aire lo hacen, y quienes solo pueden desahogarse en redes sociales también lo hacen. El resto, aquellos sin opciones, continúan con sus vidas en medio de la crisis.

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