Un gusano de 46.000 años encontrado en el permafrost de Siberia ha revivido en un laboratorio, desafiando las expectativas sobre la vida y la resistencia de los organismos en condiciones extremas.

Un increíble descubrimiento en Siberia está desafiando nuestra comprensión sobre los límites de la vida y los mecanismos de adaptación de los seres vivos. Un gusano, un nematodo conocido como Panagrolaimus kolymaensis, ha resucitado después de haber permanecido congelado durante 46.000 años en el permafrost siberiano. Este hallazgo, publicado en la revista PLOS Genetics, marca un avance notable en el estudio de la criptobiosis, un estado en el que los organismos entran en una especie de animación suspendida para resistir condiciones extremas.
El gusano fue desenterrado del permafrost siberiano y, tras ser descongelado, no solo revivió, sino que también se reprodujo, lo que sorprendió a los científicos. La clave detrás de este fenómeno está en la criptobiosis, un proceso en el que el metabolismo de los organismos se reduce al mínimo, permitiendo que sobrevivan en condiciones letales como la congelación, la deshidratación o la falta de oxígeno. Estos nematodos, que generalmente solo viven entre uno y dos meses, fueron preservados por miles de años gracias al frío extremo y al suelo congelado del permafrost, que actúa como una «bóveda» natural para preservar restos orgánicos.
El descubrimiento tiene implicaciones significativas para la ciencia. La criptobiosis podría ofrecer pistas cruciales sobre cómo los organismos podrían sobrevivir en ambientes extraterrestres hostiles, como Marte o las lunas heladas de Saturno. Además, el estudio de los mecanismos genéticos que permiten la criptobiosis podría tener aplicaciones en áreas como la conservación de alimentos, los trasplantes de órganos y la preservación de especies en peligro de extinción. Los investigadores también están interesados en identificar las moléculas que protegen las células del gusano durante su congelación, como proteínas o azúcares que sustituyen el agua en sus células durante su latencia.
El Dr. Philipp Schiffer, del Instituto de Zoología de la Universidad de Colonia, destacó lo asombroso de este hallazgo, que permite ver cómo la vida puede «volver a comenzar después de tanto tiempo». A pesar de que el gusano original ha muerto, los científicos siguen investigando con sus crías, con la esperanza de descubrir más sobre los mecanismos que permiten a los organismos sobrevivir en condiciones tan extremas. Además, los biólogos evolutivos están ampliando sus estudios a muestras de permafrost más antiguas, lo que podría proporcionar información aún más valiosa sobre cómo la vida puede resistir en el planeta.