México invierte apenas 0.67 dólares por cada 100 mil habitantes en investigación médica, ubicándose entre los países con menor gasto en la región, de acuerdo con la OMS. Expertos advierten que la falta de financiamiento, los recortes presupuestales y la centralización del sector científico limitan el desarrollo de la investigación y la formación de nuevos científicos.

México se encuentra entre los países con menor inversión en investigación médica en América Latina, con un gasto de apenas 0.67 dólares por cada 100 mil habitantes, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este nivel de financiamiento es inferior al de países con un desarrollo similar, como Brasil, Chile y Colombia, y apenas supera a naciones con economías más debilitadas, como Nicaragua, Venezuela y Haití.
A pesar de contar con una comunidad científica activa en el ámbito médico, la OMS advierte que el financiamiento en México es insuficiente para atender las necesidades del país. Además, el problema se agrava por la centralización de la investigación en la capital, dejando rezagadas a otras regiones. Aunque en las últimas dos décadas ha habido avances, la falta de recursos y la concentración de científicos en ciertas zonas impiden un crecimiento equitativo del sector.
El panorama se ha complicado aún más con los recientes recortes presupuestales. Este año, los 24 centros públicos de investigación, ahora bajo la administración de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI), sufrieron una reducción de casi 850 millones de pesos en su presupuesto. Esto ha afectado el desarrollo de investigaciones en curso, ha limitado el mantenimiento de laboratorios y ha restringido las oportunidades para la formación de nuevos científicos.
La doctora Rosina Sánchez Thomas, investigadora en enfermedades cerebrovasculares en la UNAM, señala que el financiamiento sigue siendo el principal obstáculo para la investigación médica en México. Debido a la falta de apoyo económico, muchos científicos deben complementar su labor con otras actividades, como la docencia, para poder subsistir. Además, los recursos suelen destinarse a investigaciones en enfermedades con alta incidencia de mortalidad, como la diabetes y la obesidad, dejando poco margen para explorar nuevas áreas del conocimiento.
El problema no solo impacta a los investigadores actuales, sino también a las nuevas generaciones de científicos. Arturo Barba, divulgador de ciencia y tecnología, advierte que México está formando miles de jóvenes con estudios de doctorado, pero sin ofrecerles oportunidades laborales en el ámbito de la investigación. En promedio, cada año se gradúan alrededor de cinco mil doctores en diversas disciplinas, pero la mayoría no encuentra plazas en universidades o centros de investigación, donde la oferta laboral es limitada y las vacantes están sobresaturadas.
El informe «Ciencia, Tecnología e Innovación en América Latina y el Caribe», elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), confirma que desde 2016 México ha experimentado un declive constante en la inversión en ciencia y tecnología, en contraste con la mayoría de los países de la región, que han mostrado un crecimiento sostenido en este rubro.
A pesar de este contexto desfavorable, la presidenta Claudia Sheinbaum ha planteado como meta atraer hasta dos mil millones de dólares anuales para investigación clínica en el país. No obstante, especialistas advierten que, sin un cambio estructural en el financiamiento y la distribución de recursos, la investigación médica en México continuará rezagada, limitando el desarrollo científico y el impacto positivo en la salud de la población.