Según Carlos Loret de Mola, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha desplegado su última estrategia para evitar que Teuchitlán sea considerado un campo de exterminio, utilizando a García Harfuch y medios afines para reforzar la versión de un centro de entrenamiento criminal.

El periodista Carlos Loret de Mola aseguró en su programa en Latinus que la presidenta Claudia Sheinbaum ha empleado diversas estrategias para consolidar la versión de que el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, no fue un campo de exterminio, sino un centro de entrenamiento para el crimen organizado. Según Loret, el gobierno ha intentado distintas tácticas para imponer esta narrativa, desde filtraciones informativas y declaraciones del fiscal General Alejandro Gertz Manero hasta la apertura del predio a periodistas y colectivos de búsqueda, sin que hasta el momento haya logrado convencer a la opinión pública.
De acuerdo con el periodista, uno de los factores que dificultaron la estrategia del gobierno fue un artículo reciente publicado en el New York Times, donde se exhibieron imágenes de hornos crematorios en el rancho de Teuchitlán, con una narrativa que contradice la versión oficial. Este reportaje, según Loret, representó un golpe mediático que obligó al gobierno a intensificar su discurso.
Ante esta situación, Loret de Mola sostiene que Sheinbaum decidió recurrir a Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), a quien describió como el funcionario con mayor credibilidad dentro del gabinete, e incluso con mayor aceptación entre sectores opositores que dentro de Morena.
Durante su intervención, García Harfuch descartó oficialmente que el rancho en Teuchitlán haya sido un campo de exterminio y reafirmó la versión de que se trataba de un centro de adiestramiento del crimen organizado. Según el secretario, en este sitio se reclutaban y entrenaban personas para integrarlas a grupos criminales, en un modelo similar al de una “universidad del crimen”.
No obstante, en su exposición, García Harfuch también reconoció que en el rancho se golpeó, torturó y asesinó a personas que fueron sometidas a reclutamiento forzado y que intentaron escapar o se negaron a ser entrenadas.
Loret de Mola señaló que esta nueva narrativa fue reforzada por Sheinbaum en su conferencia matutina, donde permitió que varios periodistas de medios afines al gobierno intervinieran para respaldar la idea de que el rancho Izaguirre no era un campo de exterminio. Según el comunicador, la insistencia de estos reporteros en repetir la versión oficial forma parte de la estrategia gubernamental para cambiar la percepción pública sobre lo ocurrido en Teuchitlán.
La polémica sobre el rancho Izaguirre sigue abierta, mientras el gobierno de Sheinbaum continúa tratando de afianzar su versión de los hechos ante el escrutinio mediático y la presión de la opinión pública.