Moscú ha condicionado la tregua en el mar Negro al levantamiento de sanciones económicas, lo que, según expertos, ralentiza el proceso y favorece a Rusia en las negociaciones, mientras Estados Unidos observa con cautela.

Ucrania creía haber alcanzado un acuerdo para cesar los combates en el mar Negro de inmediato, pero Rusia insistió en que las sanciones impuestas a su banco agrícola estatal debían levantarse primero. Estados Unidos, por su parte, evitó referirse a plazos concretos, limitándose a reiterar la exigencia del presidente Donald Trump de poner fin a la violencia. Las declaraciones contradictorias reflejan un proceso de negociación desordenado, en el que el Kremlin parece ganar tiempo y ventaja estratégica.
El gobierno de Trump ha impulsado acuerdos limitados de alto al fuego con el argumento de que facilitarán una tregua más amplia y, eventualmente, un acuerdo de paz. Sin embargo, estos avances han favorecido a Rusia, que ha conseguido concesiones sin ofrecer cambios significativos. En el caso del mar Negro, Moscú exige la eliminación de sanciones como condición para aceptar la tregua, lo que, de cumplirse, beneficiaría más a Rusia que a Ucrania.
Un acuerdo previo impulsado por Washington, que establecía una pausa de 30 días en los ataques a infraestructuras energéticas, también terminó favoreciendo a Moscú, dado el impacto de los ataques ucranianos en la industria petrolera rusa. Además, la falta de mecanismos de supervisión permitió que ambas partes se acusaran de continuar con las hostilidades.
A principios de mes, el presidente Vladimir Putin rechazó una propuesta de alto al fuego general de 30 días, imponiendo condiciones que debilitarían la posición de Kiev en caso de reanudación de los combates. Según el exdiplomático Daniel Fried, Rusia está alargando las negociaciones con demandas estratégicas para posicionarse en una situación de ventaja.
Moscú ha utilizado la propuesta del mar Negro para intentar revivir un acuerdo de 2022 que le otorgaba cierto control sobre el transporte comercial en la zona. En aquel entonces, el pacto permitía a Ucrania exportar grano, pero también concedía a Rusia el derecho a inspeccionar los buques comerciales, lo que terminó ralentizando las exportaciones ucranianas. Tras el colapso del acuerdo en 2023, Ucrania logró restablecer sus exportaciones al expulsar a la armada rusa del oeste del mar Negro, alcanzando volúmenes cercanos a los de la época previa a la guerra.
En este contexto, Kiev no tiene incentivos para aceptar las exigencias de Moscú. Expertos señalan que cualquier acuerdo en la región debería incluir compromisos rusos de cesar ataques contra Odesa y otras infraestructuras portuarias ucranianas. Sin embargo, el Kremlin ha buscado condicionar la tregua al levantamiento de sanciones, algo que la Unión Europea ha rechazado categóricamente. El presidente francés, Emmanuel Macron, criticó la postura de Trump, señalando que «paz a través de la fuerza» no debe implicar concesiones unilaterales.
Mientras tanto, el gobierno estadounidense ha evitado presionar a Moscú. Aunque Trump ha advertido sobre «consecuencias» si Rusia no busca la paz, sus declaraciones han reiterado la retórica de Putin sobre su supuesto deseo de finalizar el conflicto.
Zelenski advirtió que las condiciones rusas demuestran la intención del Kremlin de obtener más concesiones sin comprometerse realmente a un alto al fuego. Putin, por su parte, ha insistido en que las fuerzas rusas dominan el frente y que una tregua beneficiaría únicamente a Kiev. No obstante, ha mostrado interés en fortalecer la cooperación con el gobierno de Trump en materia económica.
Las demandas rusas incluyen la reconexión de su banco agrícola estatal al sistema internacional de pagos Swift, lo que requeriría la aprobación de países europeos que han sido excluidos de las negociaciones. Analistas advierten que esta medida facilitaría las transacciones financieras de Moscú, permitiéndole sortear sanciones y financiar la guerra con mayor facilidad.
Incluso si las partes logran resolver sus diferencias sobre el acuerdo del mar Negro, el alto al fuego solo consolidaría la situación actual sin avances hacia una paz duradera. Según expertos, Ucrania ya ha conseguido exportar grano sin restricciones desde finales de 2023, mientras que Rusia ha seguido vendiendo petróleo pese a las sanciones. En este sentido, el proceso de negociación parece más una formalización del statu quo que un paso real hacia la resolución del conflicto.