Pekín iguala aranceles de Trump, endurece restricciones a empresas de EE.UU. y sacude los mercados con una firme contraofensiva.

China respondió de forma contundente a los nuevos aranceles impuestos por el expresidente Donald Trump, al anunciar una serie de medidas comerciales que incluyen aranceles del 34% a productos estadounidenses, sanciones a empresas y restricciones estratégicas. En una serie de comunicados emitidos desde Pekín, el gobierno chino dejó claro que no dará marcha atrás en la guerra comercial, elevando la tensión entre las dos mayores economías del mundo.
El Ministerio de Finanzas de China anunció que igualará los aranceles del 34% impuestos por Estados Unidos a los productos chinos. La decisión, que entrará en vigor 12 horas después de que lo hagan las medidas de Trump, fue acompañada por la inclusión de 11 empresas estadounidenses en la lista de “entidades no fiables”, bloqueando su acceso al mercado chino. Además, se impuso un nuevo sistema de licencias para la exportación de siete tierras raras cruciales para industrias tecnológicas y energéticas, reafirmando el control de China sobre estos recursos estratégicos.
El Ministerio de Comercio también inició investigaciones comerciales sobre equipos médicos de diagnóstico por imagen y suspendió importaciones agrícolas clave, incluyendo pollo y sorgo de grandes exportadores estadounidenses. Por su parte, la Administración de Regulación del Mercado informó que investigará a DuPont por presuntas prácticas monopólicas, intensificando la presión sobre las compañías de Estados Unidos.
A diferencia de los aranceles de Trump, que excluyen algunos productos como semiconductores o farmacéuticos, los de China no contemplan exenciones. Aunque la balanza comercial favorece a Pekín, los nuevos gravámenes y restricciones buscan mostrar firmeza y disuadir futuros ataques comerciales.
El impacto fue inmediato en los mercados: el S&P 500 se desplomó un 2.5% tras el anuncio. Desde Truth Social, Trump acusó a China de cometer un error al responder, mientras analistas consideran que este choque podría cerrar la puerta a una posible cumbre entre Trump y el presidente Xi Jinping.
Expertos como Jude Blanchette y Wang Dong coinciden en que la escalada era inevitable y que China se siente mejor preparada para enfrentar esta nueva fase de tensiones. Aunque la economía china aún depende de las exportaciones, ha diversificado mercados y reforzado su autosuficiencia desde 2018. Con el nuevo sistema de licencias de exportación y su dominio sobre las tierras raras, China podría afectar no solo a EE.UU., sino también a Europa y otros aliados de Washington.
Este episodio marca un nuevo capítulo en la guerra comercial, con consecuencias que podrían reconfigurar el equilibrio global del comercio y la política industrial.