Cómo el CJNG está formando un ejército con jóvenes secuestrados y exmilitares

El CJNG recluta jóvenes, secuestra personas, engaña con falsas ofertas laborales y contrata exmilitares y mercenarios para expandir su presencia en el país.

CJNG

En diversas regiones de México, los métodos de reclutamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se repiten con alarmante frecuencia, reflejo de una estrategia sistemática y brutal para ampliar sus ejércitos. Así lo advierte el analista en temas de seguridad David Saucedo, quien detalla que esta organización criminal recurre a cuatro modalidades principales para incorporar nuevos elementos, ya sea por voluntad, engaño o fuerza.

La primera modalidad es el reclutamiento voluntario, donde jóvenes, generalmente con vínculos familiares o amistosos dentro de la organización, se integran de manera directa a las filas del CJNG. A través de testimonios difundidos en redes sociales, algunos jóvenes declaran unirse sin coerción, mencionando incluso su destino como parte de células operativas específicas como el «Comando Calavera». Este fenómeno ha sido identificado en estados como Guerrero, Michoacán, Hidalgo, Tabasco, Puebla, Jalisco y el Estado de México, lo que demuestra el alcance nacional del grupo.

La segunda vía es el reclutamiento forzado mediante engaños. Muchos jóvenes, desesperados por encontrar empleo, son atraídos con falsas ofertas publicadas en redes sociales. Un caso documentado en una denuncia de 2017 relata cómo un joven fue llevado desde Guadalajara hasta Puerto Vallarta con la promesa de trabajo, solo para ser ingresado a una escuela de sicarios del CJNG, junto con otros 22 muchachos. En estas casas de seguridad reciben adiestramiento forzoso en armas, defensa personal y tortura, bajo amenazas de muerte hacia ellos y sus familias.

El tercer método involucra el secuestro directo. Según el académico Jorge Ramírez, miembro del Comité Universitario de Análisis sobre Desapariciones, muchos jóvenes son simplemente levantados en la calle o durante “entrevistas” laborales. Una vez capturados, se les obliga a integrarse a las filas del cártel. Esta modalidad ha contribuido al crecimiento alarmante de personas desaparecidas en Jalisco, estado que encabeza las estadísticas nacionales con más de 15 mil 400 víctimas registradas, en su mayoría vistas por última vez en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Finalmente, el CJNG también recurre al reclutamiento de mercenarios y exmilitares, tanto mexicanos como extranjeros. Diversas investigaciones y operativos federales han confirmado la presencia de excombatientes de las Fuerzas Especiales colombianas, guatemaltecas y del Ejército Mexicano. Hace dos semanas, en un enfrentamiento entre sicarios del CJNG y el Ejército Mexicano en la zona limítrofe entre Michoacán y Jalisco, se detuvo a cuatro individuos, de los cuales dos resultaron ser exmilitares entrenados en el Curso de Oficiales Instructores de Fuerzas Especiales (COIFES).

Estos elementos capacitados no solo refuerzan las operaciones armadas del cártel, sino que también imparten instrucción a nuevos reclutas. Sus conocimientos tácticos elevan el nivel de peligrosidad del CJNG, pues sus centros de adiestramiento funcionan también como casas de seguridad para secuestrar, extorsionar, explotar sexualmente y ejecutar a miembros de cárteles rivales.

Estas estrategias de reclutamiento revelan la complejidad y peligrosidad de una organización que ha sofisticado sus métodos para crecer territorial y operativamente. La combinación de violencia, engaño y militarización confirma el desafío mayúsculo que representa el CJNG para la seguridad nacional y los derechos humanos en México.

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