Los cárteles mexicanos reclutan estudiantes de química en universidades, prometiendo grandes salarios para la producción de fentanilo, lo que representa una nueva fase en la crisis de opioides.

Los cárteles mexicanos han convertido los campus universitarios en focos de reclutamiento, atrayendo a estudiantes de química con la promesa de grandes ganancias. Un reclutador del Cártel de Sinaloa, disfrazado de conserje, se acercó a un estudiante de segundo año y le dijo: “Nos contaron que eres bueno en lo que haces. Tú decides si te interesa”.
Con el objetivo de fortalecer sus imperios de fentanilo, estos grupos delictivos buscan a jóvenes con conocimientos químicos, no solo a sicarios o policías corruptos. Los llamados «cocineros» de fentanilo expresaron que requieren personal calificado para hacer la droga más potente y para sintetizar precursores químicos que les permitan evitar importaciones desde China.
Si logran producir estos compuestos, advierten las autoridades estadounidenses, los cárteles tendrían un control sin precedentes sobre esta sustancia altamente mortal y lucrativa. Un estudiante involucrado en el proceso declaró: “Así nosotros somos los reyes de México”.
Informes revelan que el reclutamiento de estudiantes se ha intensificado, especialmente tras la pandemia de COVID-19, que afectó las cadenas de suministro de precursores. Un profesor de química indicó que algunos alumnos se inscriben en sus clases con la intención de aprender técnicas para fabricar drogas sintéticas.

gobierno de Biden ha optado por mantener una postura cautelosa en la presión a México para desmantelar estos cárteles, mientras que la nueva presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, aboga por la colaboración internacional para frenar el envío de precursores desde Asia.
A medida que los cárteles ganan control sobre la producción de fentanilo, se vuelve más difícil para las fuerzas del orden de ambos países detener esta crisis. Aunque la producción masiva de fentanilo es relativamente sencilla, sintetizar precursores desde cero es un proceso complicado y peligroso.
Sin embargo, el atractivo económico es fuerte: un reclutador ofreció a un estudiante 800 dólares por adelantado, más un salario mensual que duplica el promedio en el sector químico en México. Muchos jóvenes, motivados por la necesidad económica, han aceptado estas ofertas, a pesar de los riesgos involucrados.