Empire State se iluminó en blanco y dorado para honrar a León XIV, el primer papa originario de Estados Unidos, recientemente elegido como sucesor de Francisco.

Un hecho histórico en el ámbito religioso ha provocado homenajes a nivel internacional. El Empire State Building, uno de los rascacielos más icónicos de Nueva York, se iluminó con los colores blanco y dorado para rendir homenaje a León XIV, nombre papal de Robert Prevost, quien se convirtió en el primer papa originario de Estados Unidos.
La noticia de su elección fue anunciada oficialmente la mañana del 8 de mayo, cuando el Cónclave informó que se había alcanzado la mayoría necesaria para elegir al nuevo pontífice. Robert Prevost, cardenal estadounidense nacido en Chicago y de 69 años de edad, fue nombrado como el sucesor del papa Francisco, adoptando el nombre de León XIV y convirtiéndose en el papa número 267 en la historia de la Iglesia Católica.
Como parte del reconocimiento al hito histórico, autoridades en Nueva York decidieron iluminar el Empire State con los colores representativos del Vaticano. La proyección en blanco y dorado no solo simbolizó el respeto hacia la figura del nuevo pontífice, sino también el orgullo de que un ciudadano estadounidense haya sido elegido para ocupar el máximo cargo en la Iglesia Católica.
Además del tributo neoyorquino, se difundió en redes sociales un emotivo video desde Río de Janeiro, Brasil, donde la estatua del Cristo Redentor también se iluminó en honor a León XIV. En el cuerpo del monumento se proyectaron su imagen, su nuevo nombre y la tradicional frase en latín “Habemus Papam”, en un gesto que refuerza la dimensión global del acontecimiento.
Estos actos simbólicos reflejan no solo el impacto espiritual de la elección papal, sino también el orgullo internacional por una figura que ahora representa a más de mil millones de católicos en todo el mundo.