El calamar colosal fue grabado por primera vez en su hábitat natural, luciendo como una escultura de cristal, a 600 metros de profundidad cerca de las Islas Sandwich del Sur.

Más de un siglo después de haber sido identificado por primera vez, el esquivo calamar colosal finalmente fue captado en su entorno natural gracias a una expedición del Schmidt Ocean Institute. Las imágenes fueron obtenidas en marzo, cerca de las Islas Sandwich del Sur, en el océano Atlántico Sur, por el vehículo operado a distancia SuBastian, desplegado desde el buque de investigación Falkor (too). La criatura, un ejemplar juvenil de Mesonychoteuthis hamiltoni, fue filmada nadando a una profundidad de 600 metros.
Aunque esta especie puede alcanzar longitudes de hasta siete metros y un peso de 500 kilogramos —lo que la convierte en el invertebrado más pesado del planeta— el calamar observado medía solo 30 centímetros. Según el investigador independiente Dr. Aaron Evans, experto en calamares de aguas profundas, el espécimen observado es un adolescente, en una etapa intermedia entre la infancia y la adultez, lo que representa una oportunidad excepcional para entender su desarrollo.
El calamar colosal pertenece a la familia de los calamares de cristal, lo que explica su aspecto delicado y transparente, similar al de una escultura de cristal. La Dra. Kat Bolstad, de la Universidad Tecnológica de Auckland, también participó en la verificación de la especie, destacando lo extraordinario del hallazgo. Ambos científicos examinaron minuciosamente las imágenes para confirmar detalles anatómicos clave, como los ganchos afilados en los ocho brazos del calamar, una característica distintiva de esta especie.
El hallazgo se suma a otra observación notable: en una expedición previa, también del Falkor (too), se logró capturar por primera vez imágenes del calamar de cristal glacial (Galiteuthis glacialis) en su hábitat natural. El avistamiento consecutivo de dos especies tan poco documentadas subraya lo poco que se conoce sobre los habitantes del océano Antártico, afirmó la directora del Instituto Schmidt, Dra. Jyotika Virmani.
Hasta ahora, la mayoría de la información disponible sobre el calamar colosal provenía de ejemplares muertos encontrados en los estómagos de ballenas o como resultado de la pesca de merluza negra. Sin embargo, las imágenes en alta resolución de estos calamares vivos están revolucionando la forma en que se estudian sus comportamientos y adaptaciones, permitiendo observar detalles como la presencia de cromatóforos marrón-rojizos en su manto, células que permiten cambiar de color y posiblemente volverse opaco o translúcido.
Durante una expedición anterior, el Dr. Thom Linley fue testigo del avistamiento de un calamar de cristal realizando una curiosa postura con los brazos sobre la cabeza, llamada «postura de cacatúa», en el mar de Bellingshausen. Esta conducta fue clave para distinguirlo del calamar colosal, ya que ambos tienen cuerpos transparentes y tentáculos largos con ganchos.
A pesar de estos logros, el calamar colosal adulto sigue siendo un misterio. Su aguda visión le permite detectar la presencia de intrusos, lo que probablemente lo mantiene alejado de los vehículos submarinos. La siguiente oportunidad para que el equipo del Schmidt Ocean Institute regrese a las profundidades antárticas no será sino hasta 2028. Mientras tanto, el buque operará en el océano Atlántico Sur, explorando las costas de Argentina y Uruguay, con transmisiones en vivo disponibles en el canal de YouTube del instituto para que cualquier persona pueda ser testigo de estos encuentros extraordinarios.
La Dra. Bolstad destacó que compartir estas inmersiones en tiempo real es una forma poderosa de acercar al público a las maravillas del océano profundo y recordar cuánto queda aún por descubrir en las zonas más remotas del planeta.