Las inusuales temperaturas del mar en el Caribe y el Golfo podrían anticipar el inicio de la temporada de huracanes 2025, según modelos recientes y tendencias de la última década.

Aunque oficialmente la temporada de huracanes en el Atlántico inicia el 1 de junio y concluye el 30 de noviembre, las condiciones meteorológicas no siempre se ajustan al calendario establecido. Este 2025 podría seguir la tendencia de los últimos años, con una temporada que comience antes de lo previsto, según varios modelos de pronóstico que muestran una posible formación de tormentas tempranas, especialmente en el Caribe occidental.
En siete de los últimos diez años se ha registrado al menos una tormenta con nombre antes del inicio oficial de la temporada, una señal clara de que la dinámica climática está cambiando. Entre 2005 y 2014, solo en tres ocasiones se observaron tormentas tempranas, mientras que en la última década esta situación se ha convertido casi en norma. En años como 2012, 2016 y 2020 se formaron dos sistemas antes del 1 de junio, y en 2020, incluso se rozó la posibilidad de una tercera tormenta temprana.
Dada esta tendencia, el Centro Nacional de Huracanes decidió en 2021 adelantar sus pronósticos tropicales al 15 de mayo, una medida preventiva para mejorar la preparación ante eventos cada vez más impredecibles. Aun así, una temporada que empieza antes no implica necesariamente que será más activa, pero los pronósticos de este año sí apuntan a una temporada por encima del promedio. Investigadores de la Universidad Estatal de Colorado estiman al menos 17 tormentas con nombre para este 2025, lo que eleva las alertas.
El principal impulsor de esta actividad anticipada es el calentamiento anómalo de las aguas oceánicas. El mar, que absorbe alrededor del 90% del exceso de calor provocado por el calentamiento global, ha alcanzado temperaturas extraordinarias para esta época del año, sobre todo en el Golfo de México y el sur del Caribe. Estas aguas más cálidas actúan como combustible para los huracanes, al aportar energía y humedad, fortaleciendo los sistemas tropicales que se desarrollen.
Cuanto más caliente está el mar, más energía hay disponible para los ciclones. Además, una atmósfera más cálida puede retener mayor cantidad de vapor de agua, lo que amplifica la potencia de las tormentas. Las condiciones actuales en el Caribe ya muestran temperaturas comparables a las típicas de finales de junio o incluso julio, una señal clara de que cualquier sistema que se forme pronto podría intensificarse rápidamente.
Aunque esta tendencia también se ha observado en la cuenca del Pacífico Oriental, allí ha sido menos frecuente. Esa temporada comienza oficialmente el 15 de mayo, pero en las últimas dos décadas solo se han registrado tres tormentas con nombre antes de esa fecha: Andreas en 2021, Adrian en 2017 y Aletta en 2012. Parte de esta diferencia se debe al comportamiento alternado entre ambas cuencas: cuando una está más activa, la otra tiende a estar más tranquila, influenciada por fenómenos climáticos como El Niño o La Niña.
En conjunto, estas señales apuntan a que el inicio anticipado de la temporada de huracanes podría convertirse en la norma más que en la excepción. La vigilancia temprana y la preparación serán claves para enfrentar una temporada que promete ser intensa y que ya empieza a dar sus primeras señales en el radar meteorológico.