La experta Lucy Easthope comparte estrategias esenciales para afrontar una crisis, desde evaluar el impacto hasta reconocer las propias necesidades ocultas.
Lucy Easthope, reconocida asesora internacional en gestión de catástrofes, ha trabajado durante más de dos décadas ayudando a comunidades a recuperarse después de tragedias como los atentados del 11 de septiembre o el tsunami del océano Índico. Su labor no comienza en el momento de la emergencia, sino cuando las luces se apagan y queda por delante el largo proceso de reconstrucción emocional, física y comunitaria. Su experiencia la ha llevado a escribir Come What May, un libro donde ofrece herramientas para afrontar pérdidas y crisis personales como el duelo, enfermedades graves o rupturas.
Uno de sus primeros consejos es realizar una “evaluación del impacto” personal. Tal como lo hace en las zonas afectadas, Easthope recomienda que cada persona anote todos los aspectos que la crisis ha afectado: desde elementos físicos y emocionales, hasta cambios logísticos. Esta práctica permite visualizar con claridad los efectos del evento y empezar a reconocer lo que se necesita reparar o reconstruir.
Otra recomendación clave es estar alerta a “la espiral”: ese impulso emocional que nos lleva a buscar obsesivamente una explicación o a indignarnos por la injusticia de lo ocurrido. Easthope admite que muchas veces no hay respuestas satisfactorias, y centrarse en esa búsqueda puede impedirnos avanzar. En cambio, sugiere aceptar ciertas verdades dolorosas como parte del proceso de sanación.
En momentos críticos, también es vital contar con lo que ella denomina un “supervisor del agotamiento”: una persona cercana capaz de decirnos con compasión cuándo hemos llegado a un punto de desgaste. Esta figura puede ayudarnos a poner límites, reducir responsabilidades y priorizar el cuidado propio, que muchas veces se deja de lado en medio del caos.
A esto se suma la importancia de reconocer las “necesidades ocultas”: deseos o placeres personales que muchas veces se reprimen en tiempos difíciles. Easthope anima a permitirnos momentos de disfrute, ya sea viendo una serie ligera, comiendo algo que nos gusta o riendo sin culpa. Para ella, estos pequeños gestos de placer son esenciales para mantener el equilibrio en medio de la tormenta.
Aunque su trayectoria está marcada por escenarios devastadores, su enfoque se aplica también a las tragedias cotidianas. La lección central que deja es clara: sobrevivir no significa simplemente resistir, sino aprender a reconstruirse reconociendo todo lo que se ha perdido, pero también todo lo que aún se puede recuperar o redescubrir.
