Artistas independientes organizaron un evento humanitario en apoyo a migrantes, pero fue suspendido por autoridades de la CDMX bajo el argumento de contingencia ambiental.
El pasado viernes 25 de abril, un grupo de artistas independientes se reunió frente al Monumento a la Revolución, en la Ciudad de México, con la intención de llevar a cabo un concierto con causa: apoyar a migrantes mexicanos recientemente deportados de Estados Unidos. La iniciativa, impulsada principalmente por la banda Cortés MX —conformada por Luis, Mimi y Ed—, creció rápidamente gracias al apoyo ciudadano y a la difusión en redes sociales, logrando reunir a más de diez agrupaciones musicales.
El evento, originalmente planeado como una reunión modesta, fue tomando fuerza hasta convertirse en un acto significativo de solidaridad. Mientras los organizadores inventariaban las donaciones recolectadas, autoridades del Gobierno de la Ciudad de México arribaron al sitio para cancelar el concierto. La razón oficial fue la contingencia ambiental declarada por la Comisión Ambiental de la Megalópolis, que recomendó evitar actividades al aire libre entre la 1 y las 7 de la tarde para no exponer a la población a altos niveles de contaminación.
Sin embargo, tanto asistentes como organizadores cuestionaron la medida, ya que no se había emitido con antelación ningún comunicado claro sobre la suspensión de eventos públicos en toda la ciudad. Además, en otros puntos de la capital las actividades al aire libre continuaron con normalidad, lo que generó inconformidad entre quienes participaron en este esfuerzo humanitario.
En entrevista exclusiva, los integrantes de Cortés MX compartieron su desilusión, ya que, a pesar de haber invertido tiempo, recursos y organización, vieron frustrado su objetivo bajo un argumento que consideran injusto. Mimi, bajista de la agrupación, lamentó que el trasfondo del evento —el apoyo a migrantes que regresan al país en condiciones precarias— no fuera tomado en cuenta por las autoridades.
La cancelación fue abrupta y, según relató la banda, se comunicó a través del Instituto de la Juventud (INJUVE), sin espacio para negociación. El equipo organizador intentó mediar para evitar confrontaciones, pero la decisión ya estaba tomada. A pesar de ello, los artistas resaltaron que lograron generar conciencia, reunir víveres, ofrecer atención a la prensa e involucrar a más de diez agrupaciones con una causa profundamente humanista.
En palabras de la propia Mimi, los migrantes enfrentan actualmente situaciones graves relacionadas con sus derechos humanos y condiciones de vida tras las deportaciones, y lo menos que podían hacer era unir fuerzas para brindar apoyo. La suspensión dejó un sentimiento de impotencia, pero también evidenció la capacidad de organización de los jóvenes artistas y su voluntad de movilizar a la ciudadanía por una causa solidaria.
