Friedrich Merz lidera a los conservadores alemanes en su regreso al poder tras vencer en las elecciones. Su prioridad será fortalecer Europa y reducir la dependencia de EE.UU.

En un resultado que marca un giro significativo en la política alemana, el líder conservador Friedrich Merz se perfila como el próximo canciller de Alemania luego de que su partido, la CDU/CSU, obtuviera la victoria en las elecciones nacionales celebradas el domingo. Su triunfo se da en un contexto de crisis económica, una sociedad polarizada por la migración y un creciente rechazo a la actual política energética y de seguridad del país.
Merz, de 69 años, no cuenta con experiencia previa en el cargo, pero ha sido una figura clave dentro del ala conservadora de Alemania. Ahora, enfrenta el reto de formar una coalición de gobierno, una tarea compleja debido a los resultados fragmentados de la elección. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que obtuvo un histórico segundo lugar con el 20.5% de los votos, ha ofrecido su colaboración, aunque los partidos mayoritarios han descartado una alianza con ellos.
En su primer mensaje tras la victoria, Merz dejó clara su postura respecto a las relaciones internacionales, al cuestionar la dependencia de Europa respecto a Estados Unidos. Criticó lo que llamó una “presión masiva” ejercida tanto por Washington como por Moscú, asegurando que su prioridad será la unidad europea y el fortalecimiento del continente para lograr una «independencia real» de EE.UU. También mencionó que la próxima cumbre de la OTAN podría ser un punto de inflexión sobre el futuro de la alianza transatlántica.
Estas declaraciones llegan pese a que el expresidente Donald Trump celebró el resultado electoral alemán, afirmando que refleja el rechazo del pueblo a las políticas migratorias y energéticas implementadas en los últimos años. Sin embargo, Merz respondió que Trump ya había demostrado en el pasado su «indiferencia hacia el destino de Europa», reafirmando su intención de fortalecer la autonomía de la región.
A nivel interno, los resultados dejan a Merz en una posición de liderazgo, pero sin una mayoría clara. Su partido, la CDU/CSU, obtuvo el 28.5% de los votos, marcando su segundo peor resultado en la posguerra. Aunque sigue siendo el bloque más numeroso en el Parlamento, deberá negociar con uno o más partidos para lograr una mayoría estable.
Por su parte, la AfD celebró su avance electoral, considerando que esta votación es solo el inicio de su ascenso. Su líder, Alice Weidel, aseguró que su partido seguirá tendiendo la mano para formar gobierno, y advirtió que en futuras elecciones podrían convertirse en la primera fuerza política del país.
Mientras tanto, el panorama parlamentario sigue incierto. Merz deberá definir si opta por una coalición con un solo socio o si requiere de dos aliados para consolidar un gobierno fuerte. La fragmentación del voto y la falta de claridad en el destino de los partidos más pequeños añaden incertidumbre al futuro político de Alemania, que ahora se encuentra en un punto de inflexión con respecto a su relación con Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN.