Fracaso en Corea del Norte: buque de guerra se vuelca en presencia de Kim Jong-un

El buque de guerra más grande de Corea del Norte se volcó durante su botadura en Chongjin; expertos culpan la técnica empleada y la presión política de Kim Jong-un.

Corea

Un episodio embarazoso para el régimen norcoreano ocurrió la semana pasada cuando el destructor más reciente y grande del país, de más de 4,500 toneladas, se volcó durante su botadura en el astillero de Chongjin. El líder Kim Jong-un presenció personalmente el accidente, lo que convirtió el evento en una vergonzosa muestra de las limitaciones técnicas del país en el ámbito naval. Analistas afirman que la falta de experiencia en maniobras de este tipo y la presión política para mostrar avances rápidos contribuyeron al fracaso.

Se trató de la primera vez que Corea del Norte intentó botar un buque de guerra lateralmente, una técnica común para barcos de gran tamaño pero que requiere precisión extrema. Imágenes satelitales captadas antes y después del accidente mostraron cómo el buque, de más de 140 metros de largo, fue construido en una plataforma sin infraestructura adecuada, lo que dejó pocas opciones más allá de la riesgosa botadura lateral.

A diferencia del exitoso lanzamiento del destructor Choe Hyun semanas antes en el moderno astillero de Nampo, el astillero de Chongjin carecía de un dique seco apropiado y tuvo que improvisar con una rampa rudimentaria. Cuando el buque fue empujado al agua, perdió el equilibrio debido a su tamaño, armamento pesado y posible falta de integridad estructural. Al volcarse, su proa quedó atascada en la rampa, mientras que la popa sobresalía hacia el puerto. Poco después, las autoridades cubrieron el navío con una lona azul y desmontaron la plataforma de observación.

Kim Jong-un reaccionó con enojo, calificando el fallo como un “acto criminal” y ordenando la detención del ingeniero jefe del astillero, dos funcionarios adicionales y un alto cargo del sector de municiones. Los medios estatales norcoreanos minimizaron el incidente, señalando que el barco podría ser enderezado mediante bombeo de agua y reparado en cuestión de días. Sin embargo, expertos surcoreanos expresaron dudas sobre estas afirmaciones, asegurando que los daños parecen más graves y que el barco muestra señales de una estructura comprometida.

El incidente también refleja las tensiones internas del programa de modernización naval impulsado por Kim, quien ha promovido intensamente una expansión militar con desfiles, pruebas de misiles y visitas constantes a astilleros. La prisa por presentar avances visibles pudo haber llevado a decisiones apresuradas, poniendo en evidencia la diferencia entre la propaganda militar y la capacidad técnica real.

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