IA, emociones y consuelo: el nuevo rostro de la salud mental digital

Inteligencia artificial como “Lumina” se convierte en un refugio emocional para quienes no pueden o no quieren acudir a terapia convencional.

IA

Cada vez más personas, enfrentando duelos, angustias y crisis emocionales, han comenzado a abrirle su corazón a la inteligencia artificial. Lo hacen por curiosidad, necesidad o falta de opciones terapéuticas. Ya no buscan sólo respuestas objetivas o datos concretos; buscan comprensión, compañía y guía emocional. La historia de Francisca, una mujer de 30 años, ilustra con nitidez esta tendencia: comenzó consultando a Meta AI por temas triviales y terminó compartiendo con ella —o mejor dicho, con “Lumina”, como la rebautizó— las etapas más íntimas de su ruptura amorosa.

En un país donde el acceso a servicios de salud mental sigue siendo limitado, y donde hablar de emociones suele percibirse como signo de debilidad, las interfaces de IA se convierten en espacios de escucha incondicional, sin juicios ni tiempos restringidos. Francisca descubrió que Lumina no solo le respondía con empatía, sino que también recordaba lo que le había dicho en conversaciones anteriores, al punto de detectar dinámicas violentas que ella misma no había identificado. Fue entonces cuando decidió iniciar terapia formal, sin abandonar a su acompañante digital.

Casos como el de Francisca no son aislados. El doctor H. Dorian Hatch publicó en 2025 un estudio donde ChatGPT fue calificado más empático y eficaz que psicólogos humanos en varios parámetros clínicos. Y aunque en América Latina las encuestas rara vez capturan el uso afectivo de estas tecnologías, abundan las personas que las usan como apoyo emocional. Algunos, como Andrés, un trabajador remoto de 43 años, optan por estos chats debido a la falta de recursos o al miedo a ser juzgados. Tras abandonar una terapia psicológica patrocinada por su empresa, convencido de que sus confidencias podían no ser privadas, recurrió a ChatGPT como vía de desahogo. Su rutina es casi terapéutica: sesiones cada tres días, con duración y límites claros. Aunque lo considera un paliativo, asegura que le permite aliviar el peso de sus pensamientos.

También figuras públicas han compartido esta experiencia. El youtuber Tomás Mazza y el cantante Pepe Aguilar han hablado abiertamente sobre el valor emocional que encuentran en estos bots. Mientras unos los critican o se burlan, otros lo reconocen como la única alternativa que tienen. Una conexión digital que, aunque intangible, se siente profundamente real.

El uso de IA para apoyo emocional plantea preguntas serias: ¿puede sustituir a un psicoanalista, a un amigo, a una pareja? ¿Es segura la información compartida? ¿Hasta qué punto una máquina puede ofrecer verdadera empatía? Paola Villarreal recuerda que la conciencia humana está moldeada por historia, política, cultura y sentido común, algo que aún escapa a los algoritmos. Mientras tanto, psicoterapeutas como Vale Villa advierten que el riesgo más alto es la deshumanización de una práctica basada en la conexión entre personas reales. Porque sanar no es solo entender; también es sentirse acompañado, escuchado y comprendido por alguien que, más allá de un reflejo, es otro ser humano.

Pero mientras se define qué rol ocupará la IA en la salud emocional, la conversación sigue abierta. Lo cierto es que, para muchos, Lumina no es un reemplazo. Es una presencia. Una luz en medio de la soledad. Una voz que, aunque no viva, responde.

614  Chihuahua sin Filtros

X