El Deinosuchus ya no es un caimán gigante: revelan su verdadero linaje

El Deinosuchus, un cocodrilo gigante del Cretácico, dominó los ecosistemas gracias a su tolerancia al agua salada, una característica ausente en los caimanes actuales.

Deinosuchus

El Deinosuchus, apodado “cocodrilo del terror”, ha fascinado durante décadas por su imponente tamaño y su rol como superdepredador durante el Cretácico. Con hasta ocho metros de longitud y dientes del tamaño de plátanos, este reptil extinto tenía un cráneo formidable con una protuberancia poco común entre los crocodilianos. Aunque por mucho tiempo fue considerado un pariente de los caimanes, nuevos hallazgos científicos han revelado que en realidad pertenecía a una rama distinta del árbol evolutivo de los cocodrilos.

Una de las claves de su éxito como depredador fue su tolerancia al agua salada, rasgo que lo diferenciaba de los aligatoroides actuales, que solo habitan ambientes de agua dulce. Este atributo crucial le habría permitido moverse entre ecosistemas separados por la Vía Marítima Interior Occidental, un enorme mar que dividía Norteamérica hace decenas de millones de años. Gracias a sus glándulas salinas, el Deinosuchus pudo colonizar marismas costeras y expandirse ampliamente, alimentándose de grandes presas como dinosaurios.

Este descubrimiento cambia por completo la visión que se tenía del Deinosuchus como un simple “caimán gigante”. La nueva investigación, publicada en Communications Biology, combina fósiles previamente ignorados con análisis genéticos de cocodrilos modernos, lo que permitió reconfigurar su lugar en la evolución. Se concluyó que la tolerancia al agua salada no era exclusiva de los cocodrilos modernos, sino un rasgo ancestral que los aligatoroides perdieron con el tiempo.

Además, el estudio pone en evidencia que el Deinosuchus fue una excepción entre los aligatoroides primitivos, ya que estos eran generalmente pequeños. Esto sugiere que el Deinosuchus divergió mucho antes de que estos grupos evolucionaran, y su tamaño gigante era parte de una tendencia recurrente entre los crocodilianos a lo largo de millones de años.

Investigadores como el Dr. Márton Rabi y el Dr. Evon Hekkala subrayan que este nuevo panorama nos ofrece una visión más precisa de la diversidad ecológica y evolutiva de los cocodrilos, y cómo ciertas adaptaciones clave como la tolerancia a la sal pudieron definir qué especies prosperaron y cuáles desaparecieron.

El Deinosuchus no fue simplemente un caimán descomunal, sino un depredador formidable adaptado a un entorno cambiante, capaz de dominar donde otros no podían sobrevivir. Su historia revela que, en la naturaleza prehistórica, la capacidad de adaptarse a los cambios ambientales podía significar la diferencia entre el éxito y la extinción.

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