Diez canciones que han marcado la primera mitad del año con sonidos innovadores, emociones profundas y ritmos inolvidables.
A seis meses de haber iniciado el año, los críticos de música pop de The New York Times han seleccionado diez canciones que no han podido dejar de escuchar. Esta lista no busca establecer un ranking, sino ofrecer un recorrido diverso por las propuestas musicales más impactantes y memorables de 2025. Desde experimentaciones sonoras hasta regresos emotivos, estos temas reflejan la amplitud creativa que define al panorama actual.
Bad Bunny sorprende con “Baile Inolvidable”, una pieza que entrelaza el presente y el pasado musical de Puerto Rico. Comienza como una elegía moderna, marcada por sintetizadores y un lamento amoroso, para transformarse en una potente sesión de salsa clásica, con metales, percusión y piano jazzero que evocan una herencia viva. La narrativa de un amor perdido se convierte en una celebración del legado musical y sentimental.
Tras una breve pausa y su reciente enfrentamiento lírico con Kendrick Lamar, Drake regresa con “Nokia”, un tema coqueteante y nostálgico que remite a su éxito “Hotline Bling”. Este sencillo, parte de su colaboración con PartyNextDoor, navega entre el electro-rap y una vibra relajada, mostrando al rapero canadiense en una faceta lúdica y accesible.
Por otro lado, B Jacks y Zeddy Will aportan frescura con “Get Jiggy”, una explosiva combinación de hip-house retro y energía drill. La canción, ideal para la pista de baile y las redes sociales, retoma la ligereza del rap fiestero, convirtiéndose en un himno veraniego para los barrios urbanos.
Obongjayar, el artista nigeriano radicado en Inglaterra, brilla con “Not in Surrender”. La canción celebra la conexión espiritual con una producción enérgica que crece desde un bajo vibrante y percusiones ágiles hasta alcanzar un clímax eufórico, gracias a los arreglos de Karma Kid. La entrega vocal de Obongjayar es un testimonio de alegría y fe emocional.
La banda británica Sleep Token lleva la experimentación al límite con “Caramel”, una suite teatral que fusiona metal progresivo, hip-hop, reguetón, soul y más. Su estructura mutante y cargada de tensión refleja la lucha interna del artista frente a la fama y el deseo de conservar su esencia.
Stereolab vuelve tras 15 años con “Melodie Is a Wound”, un tema que retoma el estilo clásico del grupo: estructuras repetitivas, compases irregulares, sintetizadores analógicos y letras con crítica social. El track se transforma en un viaje sonoro con una coda instrumental que intensifica una ansiedad apenas contenida.
Alison Krauss, acompañada por Union Station, presenta “One Ray of Shine”, una composición prístina y melancólica. La canción refleja la soledad del hogar con arreglos acústicos contenidos y solos que transmiten una delicada empatía. Es un regreso íntimo que subraya la maestría de Krauss en el bluegrass contemporáneo.
Lana Del Rey aporta una de las baladas más emotivas del año con “Bluebird”. Con un ritmo de vals suave, guitarras acústicas y arreglos orquestales, la canción sirve como advertencia protectora frente al abuso, envuelta en un tono maternal y nostálgico. Es una canción de cuna con un trasfondo de valentía silenciosa.
Desde Francia, Oklou entrega “Family and Friends”, una pieza introspectiva sobre la herencia emocional y el rol de la música. Entre sonidos electrónicos dispersos y su voz suave, la artista reflexiona sobre el dolor, el placer y el paso del tiempo, con una determinación serena pero poderosa.
Finalmente, Maruja sacude con “Look Down at Us”, un épico de diez minutos que transita por géneros como el pospunk, industrial, jazz y rock orquestal. La voz de Harry Wilkinson denuncia la avaricia corporativa mientras el saxofón de Joe Carroll le da forma a un viaje emocional y político. La canción culmina con un llamado a la transformación del dolor en poder.
Estas diez canciones no solo definen el sonido de 2025, sino que muestran la valentía de los artistas para innovar, conmover y resonar con públicos de todo el mundo.
