Ante la delicada salud del papa Francisco, quien está hospitalizado debido a problemas respiratorios, se recuerda que el Pontífice firmó su renuncia en caso de ser incapaz de continuar su labor.
La salud del papa Francisco ha causado gran preocupación entre millones de fieles católicos, quienes temen por su bienestar y si podrá continuar ejerciendo el Pontificado. A sus 88 años, el Santo Padre fue hospitalizado el 14 de febrero en el Hospital Gemelli de Roma debido a problemas respiratorios, que inicialmente fueron diagnosticados como bronquitis. Sin embargo, el estado de salud del Papa empeoró y se le diagnosticó una neumonía bilateral, lo que aumentó la preocupación de los fieles. En su sexto día de hospitalización, los médicos han informado que las condiciones del Papa se mantienen estables, y se ha observado una ligera mejoría en sus índices inflamatorios.
Ante estos acontecimientos, es importante recordar que el papa Francisco ya firmó su renuncia en caso de que su salud le impidiera continuar al frente de la Iglesia. Esta decisión fue revelada en una entrevista con el periódico ABC, publicada el 18 de diciembre de 2022, en la que el Pontífice explicó que, en años anteriores, entregó su renuncia firmada a un cardenal del Vaticano, en específico a Tarcisio Bertone, quien era el secretario de Estado en ese momento. Según el Papa, este documento podría hacerse efectivo si su salud o cualquier otra circunstancia le impidiera seguir ejerciendo el cargo.
El Papa explicó que su renuncia sería válida en caso de que se vea impedido de gobernar la Iglesia debido a problemas de salud o algún otro motivo. Recordó que este tipo de acción también fue realizada por otros papas, como Pablo VI y Pío XII, quienes también firmaron sus renuncias para ser utilizadas en caso de una incapacidad permanente. Esta es la primera vez que el papa Francisco revela públicamente esta información. Aunque el Pontífice no sabe en qué manos está su renuncia, supuso que podría haber sido entregada al actual secretario de Estado, Pietro Parolin, después de que Bertone dejara el cargo en 2013.
Este acto subraya la previsión del Papa ante un eventual impedimento, y resalta una tradición en la que algunos papas han dejado establecida su renuncia en situaciones extraordinarias, brindando un mecanismo para garantizar el buen funcionamiento del Pontificado en momentos de crisis o enfermedad grave.