Funcionarios militares reconocen una posible hambruna en Gaza si no se reanudan pronto las entregas de ayuda humanitaria.

Pese a que públicamente el gobierno de Israel ha minimizado las advertencias internacionales sobre una escasez severa de alimentos en la Franja de Gaza, voces internas dentro de su aparato de seguridad comienzan a admitir que la situación humanitaria podría derivar en una crisis de hambre a gran escala. Tres altos funcionarios de defensa israelíes han revelado que, si no se restablece de inmediato el flujo de ayuda humanitaria, el enclave podría enfrentarse a una hambruna generalizada en cuestión de semanas.
La declaración surge en medio de un contexto tenso, marcado por los bloqueos israelíes a las entregas de alimentos y suministros hacia Gaza, una medida que ha sido duramente criticada por organizaciones humanitarias y gobiernos extranjeros. Aunque en los discursos oficiales israelíes se ha insistido en que la ayuda «suficiente» está ingresando a la región, informes y análisis internos elaborados por el propio ejército israelí indican lo contrario: la cadena de distribución humanitaria está rota, el acceso a recursos es limitado, y los niveles de desnutrición entre la población palestina se agravan con rapidez.
Según fuentes con conocimiento directo del tema, el ejército israelí ha compartido discretamente sus preocupaciones con funcionarios del gobierno, advirtiendo sobre los riesgos de una crisis alimentaria sin precedentes si no se permiten más entregas de ayuda. Esta admisión contradice la postura oficial, que ha mantenido una narrativa de control y suficiencia, incluso ante los repetidos llamados de agencias como la ONU, la Cruz Roja y organizaciones médicas internacionales que alertan sobre el deterioro humanitario en Gaza.
A la par de estas revelaciones, han surgido tensiones internas dentro del gabinete de seguridad israelí, donde algunos ministros insisten en mantener una línea dura, mientras otros comienzan a reconocer la necesidad urgente de permitir un mayor flujo de asistencia humanitaria para evitar que la crisis escale a niveles irreversibles.
Mientras tanto, en Gaza, los efectos del bloqueo ya se reflejan en la vida cotidiana: estanterías vacías, largas filas para conseguir pan, clínicas sin medicamentos y un número creciente de niños con signos visibles de desnutrición severa. Las organizaciones humanitarias insisten en que el tiempo para actuar se agota, y que la falta de alimentos, combinada con la infraestructura devastada por los bombardeos, podría desencadenar una catástrofe humanitaria total.