Una masa de aire gélido proveniente del Ártico ha provocado temperaturas extremas, nevadas inusuales y alertas meteorológicas en el sur de EE. UU. y el norte de México, afectando vuelos y causando víctimas mortales.

Una intensa ola de frío está afectando a gran parte del sur de Estados Unidos y el norte de México debido a una masa de aire gélido que ha escapado del Ártico. Este fenómeno ha provocado temperaturas bajo cero en regiones donde esto no es común, además de nevadas que han generado alertas meteorológicas sin precedentes. En Luisiana, por primera vez en la historia, se ha emitido un aviso de ventisca, mientras que en Houston, numerosos vuelos han sido cancelados debido a las condiciones extremas. Se espera que este evento meteorológico continúe azotando la región, con nevadas que podrían extenderse desde el noreste de Estados Unidos hasta la costa del golfo de México.
La causa principal de este drástico descenso en las temperaturas es el vórtice polar, una enorme masa de aire extremadamente frío que suele permanecer confinada en el Ártico. Durante el invierno, cuando el hemisferio norte recibe menos radiación solar, este vórtice se intensifica. Normalmente, la corriente en chorro polar —una banda de fuertes vientos que rodea el planeta— mantiene este aire gélido en latitudes altas. Sin embargo, cuando la corriente en chorro se vuelve inestable, el aire ártico se desplaza hacia el sur, provocando descensos abruptos en la temperatura.
Este tipo de eventos pueden hacer que las temperaturas caigan de manera repentina en cuestión de horas, llevando nieve a zonas poco acostumbradas a este clima, como Texas y Florida. Una vez que el vórtice polar se desestabiliza, el aire frío puede permanecer durante días antes de que la corriente en chorro vuelva a estabilizarlo.
A pesar de que el planeta se encuentra en un proceso de calentamiento global, lo que sugiere un aumento generalizado de las temperaturas, los expertos advierten que seguiremos experimentando episodios de frío extremo. Un estudio realizado en 2021 señaló que el Ártico se está calentando el doble de rápido que el resto del mundo, lo que podría estar alterando la estabilidad del vórtice polar y aumentando la frecuencia con la que estas masas de aire frío se desplazan hacia el sur.
Judah Cohen, científico de la consultora Atmospheric Environmental Research, ha señalado que el cambio climático ha intensificado las perturbaciones en el vórtice polar, lo que podría explicar la recurrencia de estos eventos. Sin embargo, aunque las olas de frío han aumentado en frecuencia desde el año 2000, todavía no se han presentado con la suficiente regularidad como para establecerlas como una tendencia definida.
Otros expertos, como Zeke Hausfather, del grupo de investigación Berkeley Earth, han indicado que, en términos generales, los episodios de frío extremo han disminuido desde la década de 1960. Además, Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, ha señalado que, si bien es posible que estos eventos sigan ocurriendo, la cantidad total de nieve que se acumula con el tiempo probablemente disminuirá a medida que el calentamiento global continúe.
Más allá de las implicaciones climáticas, la ola de frío de esta semana ha demostrado lo peligroso que puede ser el descenso repentino de las temperaturas, especialmente en regiones que no están preparadas para ello. En las últimas dos décadas, las muertes relacionadas con la exposición al frío han aumentado más del doble en Estados Unidos. En 2022, más de 3,500 personas fallecieron debido a causas relacionadas con temperaturas extremadamente bajas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
En Texas, donde los sistemas de calefacción y las infraestructuras no están diseñados para temperaturas extremas, ya se han reportado al menos dos muertes vinculadas a la ola de frío. Con condiciones meteorológicas aún adversas en los próximos días, las autoridades instan a la población a extremar precauciones para evitar más víctimas.