India lanza ataques en Pakistán tras un atentado en Cachemira, pero se reportan pérdidas aéreas que agravan la crisis entre las potencias nucleares.

India confirmó haber realizado ataques contra objetivos en Pakistán la madrugada del miércoles como represalia por un atentado terrorista que dejó 26 civiles muertos en la región de Cachemira. La operación, denominada “Sindoor”, se centró en presuntos campos de grupos militantes en la parte pakistaní de Cachemira y en la provincia de Punjab. Sin embargo, funcionarios indios y testigos señalaron que al menos dos aviones de combate indios se habrían estrellado en territorio propio, generando dudas sobre las pérdidas sufridas durante la ofensiva.
Los bombardeos indios se extendieron a nueve sitios específicos, entre ellos zonas rurales cerca de Muzaffarabad, en Cachemira pakistaní, asociadas con el grupo militante Lashkar-e-Taiba, así como un seminario religioso en Bahawalpur vinculado con Jaish-e-Mohammad. Las autoridades paquistaníes reportaron más de 20 muertos y decenas de heridos en seis localidades afectadas por los ataques aéreos. Por su parte, Pakistán condenó la ofensiva, calificándola como una “violación flagrante de la soberanía nacional” y aseguró haber respondido de forma “mesurada pero contundente”, además de afirmar que derribó cinco aviones indios, aunque sin confirmación independiente.
Mientras tanto, fuentes de seguridad y medios locales de India confirmaron la caída de al menos tres aeronaves, una de ellas en Punjab y otra en Cachemira, sin que se clarificara si fueron derribadas o sufrieron accidentes. Fotografías del lugar de impacto muestran un depósito de combustible compatible con aviones Mirage o Rafale, ambos en uso por la Fuerza Aérea India. A raíz del ataque, las autoridades indias activaron sus sistemas de defensa aérea a lo largo de la frontera y cerraron varios aeropuertos, incluido el de Srinagar.
En el lado indio de Cachemira, los bombardeos paquistaníes posteriores a la ofensiva causaron al menos 10 muertos, medio centenar de heridos y severos daños a viviendas, según residentes de las regiones de Uri y Poonch. En respuesta, el vicegobernador Manoj Sinha ordenó el traslado de poblaciones a refugios seguros.
La tensión entre India y Pakistán ha escalado notablemente, reavivando temores de un conflicto mayor entre dos naciones con capacidad nuclear. La región de Cachemira, dividida desde la independencia y partición de India en 1947, ha sido el epicentro de múltiples guerras y sigue siendo una de las zonas más militarizadas del mundo. La ONU y la comunidad internacional han pedido moderación, mientras que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó la situación de “una pena” y expresó su esperanza de que la confrontación se resuelva pronto.
El ataque terrorista que detonó esta escalada ocurrió el 22 de abril en una zona turística de Cachemira india, donde hombres armados abrieron fuego contra civiles. India acusó a grupos radicados en Pakistán de estar detrás del atentado, aunque aún no ha presentado pruebas concluyentes. Desde entonces, el gobierno indio ha lanzado una serie de medidas de represalia, incluyendo restricciones al flujo de agua compartido entre ambos países y redadas masivas en la región de Cachemira, con cientos de detenidos.
Analistas advierten que la magnitud del actual operativo marca un giro peligroso en la postura militar de India, al haber cruzado dos umbrales importantes: atacar múltiples puntos dentro del territorio pakistaní y, por primera vez en más de 50 años, bombardear directamente en Punjab. Esto podría desatar una respuesta militar de mayor escala por parte de Pakistán, lo que pondría al mundo nuevamente ante la amenaza de un conflicto de proporciones incalculables.