Elizabeth Roses busca justicia y prevención tras el feminicidio de su hija Karla, impulsando la Ley Karlita para garantizar un trato digno a las víctimas y mejorar el sistema de justicia.

Elizabeth Roses, una madre de 38 años, ha transformado su dolor en una lucha incansable por la justicia y la prevención de feminicidios tras el asesinato de su hija Karla, de 14 años. Su historia es un llamado a la acción para proteger a las niñas y adolescentes de México, y su meta es impulsar la Ley Karlita, una iniciativa que busca garantizar un trato digno y efectivo para las víctimas de feminicidio.
La tragedia de Karlita
El 21 de septiembre del año pasado, el cuerpo sin vida de Karla fue encontrado en un paraje de Altamira, Tamaulipas, cerca de su hogar. La joven, descrita como amada por su familia y amigos, había salido de casa para encontrarse con un hombre mayor, quien había sido su novio y con quien ya no se le permitía relacionarse debido a cambios negativos en su comportamiento. Elizabeth, quien se dedicaba a vender pasteles y cuidar de su hija, se convirtió en activista tras esta pérdida devastadora.
La lucha por la justicia
Elizabeth ha identificado carencias en el sistema de justicia, como la falta de personal en la Fiscalía Especializada en Delitos contra Niñas, Niños y Adolescentes (Fennam) y la saturación de expedientes, lo que dificulta la efectividad de las investigaciones. “Necesitamos gente aguerrida que siga los protocolos y evite que los agresores escapen de la justicia”, expresó. Su objetivo no es culpar a las autoridades, sino pedir ayuda para mejorar el sistema y evitar que otras familias vivan su dolor.
La Ley Karlita
Aunque aún no sabe cuál será el camino exacto, Elizabeth busca crear una ley que garantice un trato digno a las víctimas y sus familias, así como la efectividad en las investigaciones. También propone que se brinde asistencia psicológica en las escuelas para prevenir la violencia. “Los niños deben recibir terapia para evitar que se conviertan en agresores o víctimas. Las ‘red flags’ a menudo se ignoran, y eso debe cambiar”, afirmó.
Un legado de amor
Elizabeth guarda como tesoros las fotografías y videos de Karlita: durmiendo, haciendo pasteles, en el gimnasio. “Son recuerdos que tomamos como si nada, pero hoy son lo más valioso que tengo”, compartió. Su lucha no solo es por justicia, sino también para honrar la memoria de su hija y proteger a otras niñas de un destino similar.