El papa Francisco continúa hospitalizado por neumonía, planteando escenarios sobre su convalecencia, posibles renuncias y el protocolo a seguir en caso de su fallecimiento, generando incertidumbre en el Vaticano.
El papa Francisco permanece hospitalizado en Roma debido a una neumonía bilateral, con un diagnóstico que se mantiene «reservado». A medida que se cumplen 14 días desde su ingreso en el hospital Gemelli, surgen varios escenarios que podrían afectar no solo su salud, sino también el futuro de la Iglesia Católica.
A pesar de sus 88 años y antecedentes de salud complicados, el papa ha mostrado signos de mejoría, según un comunicado del Vaticano. Sin embargo, la gravedad de su condición requiere un mínimo de tres semanas de convalecencia, lo que podría obligarlo a reducir su ritmo de trabajo significativamente.
La principal preocupación ahora es su capacidad para cumplir con compromisos inmediatos, como la Semana Santa y los eventos del Jubileo programados para este año. En ocasiones anteriores, Francisco ha tenido que cancelar actividades importantes debido a problemas de salud, lo que añade incertidumbre sobre su futuro inmediato.
En caso de que la situación empeore, la Santa Sede tiene un protocolo estricto para manejar el fallecimiento del Papa. El cardenal camarlengo, monseñor Kevin Farrell, asumiría la gestión de la Iglesia hasta que se elija un nuevo pontífice, un proceso que debe llevarse a cabo entre 15 y 20 días después del deceso.
Además, la especulación sobre una posible renuncia del Papa ha aumentado desde su hospitalización. Algunos analistas sugieren que, si sobrevive, podría considerar renunciar después del Jubileo, especialmente al cumplir 89 años en diciembre. Francisco ha convocado un consistorio para la proclamación de nuevos santos, lo que recuerda el momento en que su predecesor, Benedicto XVI, anunció su renuncia.
A pesar de su estado de salud, el Papa sigue trabajando desde el hospital, lo que indica que aún mantiene control sobre los asuntos de la Iglesia. Sin embargo, la incertidumbre persiste, tanto sobre su recuperación como sobre el futuro del papado.