Hermes Arroyo, creador de mojigangas en San Miguel de Allende, utiliza el arte de la cartonería, para crear figuras gigantes que animan los festivales y desfiles locales.

En San Miguel de Allende, Hermes Arroyo ha dedicado su vida a la creación de figuras gigantes de cartón, conocidas como mojigangas. A la entrada de su taller, se pueden observar estas enormes marionetas, algunas de ellas más altas que la propia puerta. Estas figuras, adornadas con detalles intrincados, se encuentran listas para ser parte de los múltiples desfiles y festivales que animan las calles empedradas de la ciudad durante todo el año. En su taller, destacan figuras como un esqueleto decorado para el Día de Muertos, una bailarina de flamenco con un vestido de lunares y una mirada seductora, y parejas de novios que esperan su gran momento. Las mojigangas son marionetas gigantes que se utilizan en festividades y desfiles y que han existido por más de 250 años, originarias de España y adoptadas con entusiasmo en México y otros países de Latinoamérica.
Arroyo, quien desde niño ayudaba en el taller de su tío, decidió dedicarse a la creación de estas figuras, utilizando su formación artística para hacerlas más detalladas y proporcionadas. El taller de Hermes es famoso no solo en San Miguel, sino más allá, por la delicadeza y el estilo único de sus mojigangas. Según Eduardo Berrocal, director del Museo La Esquina, las mojigangas de Arroyo se distinguen por su refinamiento en detalles como las largas pestañas de papel y su apariencia menos rústica. Las figuras se hacen a mano mediante un proceso que comienza con la creación de un molde de papel y una solución adhesiva, un tipo de cartonería traído por los españoles. El trabajo puede tomar hasta tres semanas para finalizar una sola figura.
Las mojigangas creadas por Arroyo suelen estar inspiradas en la cultura mexicana y en su propia vida. Entre sus creaciones se encuentran figuras de Frida Kahlo, un albañil que trabajó en su casa y personajes de la vida cotidiana de la ciudad. Además, debido a la gran población de expatriados en San Miguel, Arroyo ha creado figuras con características de extranjeros, algunas incluso con exageradas características físicas como cabello rubio y ojos azules. Este tipo de trabajo refleja su estilo único y su habilidad para capturar la esencia de las personas y la cultura local.
El taller de Arroyo no solo es un lugar de trabajo, sino también un punto de encuentro familiar. En la misma casa, llamada La Casa de las Mojigangas, vivió su abuela paterna, y hoy él junto a su esposo y otros familiares continúan la tradición. En el taller, las paredes están llenas de máscaras, estatuas y partes de figuras en diferentes etapas de la creación. Las mojigangas se confeccionan meticulosamente, desde la construcción del molde hasta la decoración final. Los trajes de las figuras son elaborados por las hermanas de Hermes, quienes agregan toques personalizados, y las figuras se pintan con colores diseñados por el propio artesano.
Una característica importante de las mojigangas es que no requieren varillas ni cuerdas. El bailarín que las lleva se sujeta a la estructura y usa su propio cuerpo para animar la figura, lo que permite un baile libre y natural. Según expertos en marionetas, este tipo de arte es profundamente humano, ya que moviliza objetos inanimados, creando una experiencia visual y comunitaria que conecta a las personas en un espacio compartido.
El comercio de mojigangas en San Miguel de Allende también es importante. Los turistas y las bodas son una fuente significativa de ingresos, ya que muchas parejas optan por tener una mojiganga personalizada para su celebración. Además, el taller de Hermes Arroyo ofrece clases a turistas, quienes pueden aprender a crear sus propias figuras pequeñas de cartonería, una experiencia que combina el arte y la tradición local.