El legado de Van Gogh enfrenta al gobierno y a una pareja en Auvers-sur-Oise

El hallazgo de las raíces reales del último cuadro de Van Gogh provocó un conflicto entre el ayuntamiento de Auvers-sur-Oise y los propietarios del terreno.

Gogh

En Auvers-sur-Oise, un pintoresco pueblo francés que durante siglos ha sido refugio de artistas, se ha desatado una disputa inesperada a raíz de un hallazgo artístico. Este fue el lugar donde Vincent van Gogh pasó sus últimos días y también el sitio donde se identificó el escenario real de su obra final, Raíces de árbol, pintada el mismo día de su trágica muerte en 1890. Lejos de unir a la comunidad en celebración del legado artístico, el hallazgo ha encendido una lucha legal que enfrenta al ayuntamiento con los propietarios del terreno donde se encuentran las raíces representadas en la pintura.

El conflicto comenzó cuando expertos determinaron en 2020 que las retorcidas raíces pintadas por Van Gogh pertenecen a una acacia negra que aún se encuentra en una ladera de Auvers. El descubrimiento impulsó al municipio a reclamar como propiedad pública una porción del terreno privado donde crecen las raíces, alegando su relevancia cultural. Sin embargo, los dueños del predio, Jean-François y Hélène Serlinger, impugnaron la medida y, recientemente, un tribunal de apelación falló a su favor, negando al ayuntamiento el derecho sobre el espacio.

La alcaldesa, Isabelle Mézières, no ha dado por concluido el asunto y considera llevar el caso a instancias superiores. Insiste en que el lugar debe pertenecer a los habitantes de Auvers y no estar en manos privadas. Su postura ha avivado las tensiones y empañado la temporada turística del pueblo, que normalmente florece en primavera gracias a la herencia de Van Gogh y de otros pintores impresionistas como Renoir, Cézanne y Pissarro.

Los Serlinger, por su parte, alegan que han sido obstruidos por el gobierno local en sus intentos por proteger el sitio, lo que pone en peligro la integridad de las raíces. Aseguran que su objetivo siempre ha sido conservar el lugar y compartirlo con el público, incluso crearon una organización sin fines de lucro para administrarlo. Desde el año pasado, ofrecen recorridos guiados por su jardín, donde los visitantes pueden observar las raíces y conocer la historia del último cuadro de Van Gogh.

Pese a que la alcaldesa se niega a dialogar públicamente sobre el tema, los Serlinger continúan con su esfuerzo de preservación, argumentando que su trabajo es impulsado por la admiración hacia Van Gogh y no por intereses económicos. El acceso a las raíces principales es gratuito desde la carretera, aunque una señal municipal de gran tamaño instalada recientemente ha generado quejas por obstruir la vista del sitio.

El cuadro, brillante y expresivo, contrasta con el drama actual. Pintado tras un periodo oscuro en la vida del artista —marcado por su hospitalización psiquiátrica y el célebre incidente de su oreja cortada—, Raíces de árbol representa simbólicamente la lucha entre la vida y la muerte, según los expertos. Tal vez por eso resulte irónicamente apropiado que las raíces reales de esta obra sean hoy el centro de una pugna tan intensa, en un lugar que, paradójicamente, se ha convertido en emblema de la paz y la belleza artística.

Con el inicio de la nueva temporada turística y la batalla legal aún sin resolverse, los habitantes y visitantes de Auvers-sur-Oise siguen atentos al futuro de estas raíces que, más de un siglo después, siguen generando conmoción.

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