Don Neto, exlíder del Cártel de Guadalajara, obtuvo su libertad tras cumplir una condena de 40 años por el asesinato del agente de la DEA.

Ernesto Fonseca Carrillo, mejor conocido como Don Neto, salió en libertad el pasado sábado 5 de abril tras haber cumplido una condena de 40 años de prisión por su participación en el secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA Enrique «Kiki» Camarena y del piloto mexicano Alfredo Zavala. A sus 95 años, el exnarcotraficante, cofundador del extinto Cártel de Guadalajara, fue liberado oficialmente luego de que autoridades federales confirmaran que ya no existía ningún pendiente legal por cumplimentar.
Desde 2016, Don Neto no se encontraba en un penal de alta seguridad, sino bajo confinamiento domiciliario en una propiedad del municipio de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México, gracias a una resolución judicial que le permitió continuar su condena desde casa debido a su delicado estado de salud. Entre los padecimientos que se le atribuyen están la artritis y otros problemas propios de su avanzada edad.
El caso por el que fue condenado se remonta a febrero de 1985, cuando el agente estadounidense Kiki Camarena, quien investigaba las operaciones del Cártel de Guadalajara, fue secuestrado y torturado antes de ser asesinado. El asesinato provocó un escándalo internacional y una fuerte presión de Estados Unidos hacia México, lo que derivó en operativos que culminaron con la detención de los principales líderes del grupo criminal.
Don Neto fue arrestado el 7 de abril de ese mismo año por elementos del Ejército Mexicano en Puerto Vallarta, Jalisco. En su contra pesaban acusaciones de privación ilegal de la libertad y homicidio. Cabe destacar que esta no era su primera detención: ya en 1955 había sido aprehendido en Mexicali, Baja California, por delitos relacionados con el narcotráfico.
A lo largo de más de tres décadas, Fonseca Carrillo estuvo en diversas cárceles de Jalisco y el Estado de México. En 2015, Estados Unidos solicitó su extradición; sin embargo, esta fue negada por el entonces titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade. Esa decisión mantuvo a Don Neto en territorio mexicano hasta el cumplimiento total de su sentencia.
El crimen de Kiki Camarena también involucró a otros dos grandes nombres del narcotráfico mexicano: Rafael Caro Quintero y Miguel Ángel Félix Gallardo. Caro Quintero fue extraditado recientemente a Estados Unidos, donde enfrenta un juicio en Brooklyn, Nueva York, por diversos cargos, incluyendo narcotráfico. Podría recibir la pena de muerte si es declarado culpable. Por su parte, Félix Gallardo continúa preso en el penal federal de Puente Grande, Jalisco, a sus 79 años.
La historia de este crimen sigue resonando. A finales de marzo, la familia de Kiki Camarena presentó una demanda civil en una corte federal de California contra los tres capos implicados, buscando una compensación económica por daños y perjuicios derivados del asesinato del agente de la DEA.
La liberación de Don Neto, aunque previsible por cuestiones legales y de salud, ha revivido la memoria de uno de los episodios más oscuros del narcotráfico en México y ha generado reacciones encontradas entre quienes aún claman por justicia ante una herida que, para muchos, permanece abierta.