La película ‘Lilo y Stitch’ superó expectativas en taquilla tras cambiar su estreno en Disney+ por los cines, con el personaje Stitch como clave del éxito.

Durante más de dos décadas, Stitch, el travieso personaje azul de Disney, fue relegado a un segundo plano, visto más como un producto nostálgico que como un protagonista con potencial para brillar nuevamente. Sin embargo, su reciente regreso en el remake de acción real de Lilo y Stitch ha dado un giro sorprendente a su historia. La cinta, que originalmente se planeaba lanzar directamente en Disney+, fue redirigida a los cines y está en camino de recaudar al menos 950 millones de dólares en ventas de entradas, con la posibilidad de alcanzar los mil millones dependiendo de su desempeño en Japón.
Estrenada hace 10 días con un presupuesto de producción de 100 millones de dólares y 75 millones más en mercadotecnia, la película ya ha recaudado 610 millones de dólares en taquilla mundial. Este éxito se traduce en más de 300 millones de dólares en ganancias netas para Disney, sin necesidad de pagar primas al elenco o dividir beneficios con socios financieros, como ha sucedido con otras grandes producciones. El fenómeno valida la decisión estratégica del CEO Bob Iger, quien en 2023 reorientó la estrategia del estudio, priorizando nuevamente los estrenos en salas tras la saturación del mercado de streaming.
El impulso de Lilo y Stitch recuerda al caso de Moana 2, que también fue redirigida de Disney+ a la pantalla grande, logrando una recaudación superior a los 1,100 millones de dólares. En este contexto, Stitch no solo ha vencido en taquilla a producciones de alto calibre como Misión Imposible: Sentencia Final, sino que también ha refutado las declaraciones de ejecutivos como Ted Sarandos, de Netflix, quien consideraba al cine un modelo “anticuado”.
El éxito fue orquestado con una campaña de mercadotecnia creativa y oportuna, que incluyó un anuncio memorable durante el Super Bowl y una serie de estrategias virales centradas en el carisma de Stitch, como apariciones en centros comerciales y videos promocionales donde desafiaba normas de comportamiento. Esto impulsó una fuerte conexión con el público joven y con adultos nostálgicos que redescubrieron al personaje con entusiasmo.
Las cifras también muestran un crecimiento notable en las ventas de productos de Stitch, que pasaron de 200 millones en 2019 a 2,600 millones en 2024, antes incluso del estreno de la nueva película. A futuro, los analistas proyectan que los productos de consumo vinculados a esta franquicia podrían sumar hasta 400 millones de dólares adicionales por año, sin contar las ganancias en plataformas digitales y suscripciones para Disney+.
La cinta también se une a un exclusivo grupo de películas de acción real —como Joker, Jumanji: En la selva y Oppenheimer— que, con presupuestos inferiores a 100 millones de dólares, han logrado superar la barrera de los 950 millones en taquilla. A diferencia de aquellas, Lilo y Stitch deja una ganancia más limpia para Disney, libre de regalías millonarias o contratos de reparto de ingresos.
El renacimiento de esta historia se inició en 2018, cuando productores propusieron el remake, en un momento en que Disney priorizaba adaptar sus clásicos animados. El proyecto enfrentó varios retos, incluyendo retrasos por las huelgas de guionistas y actores de 2023, pero finalmente despegó este año tras un brillante truco de mercadotecnia en el Super Bowl.
Mientras en Burbank el equipo de Disney celebraba con globos y guirnaldas hawaianas, el estudio ya empieza a contemplar futuras secuelas. “Hay mucho margen para contar más historias”, expresó Alan Bergman, copresidente de Disney Entertainment. El éxito de Lilo y Stitch no solo revivió al entrañable personaje, sino que también reivindicó el valor del cine como experiencia colectiva frente a la hegemonía del streaming.