A pesar de las concesiones y resultados ofrecidos por el gobierno de Claudia Sheinbaum en seguridad y migración, el presidente Donald Trump impuso aranceles a productos mexicanos, desatando preocupación entre empresarios y autoridades.

El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum se enfrentó a una dura sorpresa con la imposición de aranceles por parte del presidente Donald Trump, a pesar de los esfuerzos realizados para cumplir con las exigencias de Estados Unidos en materia de seguridad y migración. Empresarios, funcionarios y analistas mexicanos expresaron su incredulidad y frustración por la decisión, que impacta directamente la relación comercial entre ambos países.
México había adoptado medidas contundentes para frenar el tráfico de fentanilo y la migración irregular, desplegando millas de elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte y en Sinaloa, uno de los principales centros de producción de drogas sintéticas. Además, el gobierno extraditó a más de 20 presuntos líderes de cárteles a Estados Unidos, un gesto que marcaba un cambio en la política tradicional del país respecto a las extradiciones.
A pesar de estos esfuerzos, Trump anunció la entrada en vigor de aranceles del 25 por ciento para productos mexicanos, argumentando que tanto México como Canadá debían trasladar sus fábricas de automóviles y otras manufacturas a territorio estadounidense. La decisión tomó a los sectores empresariales y gubernamentales, quienes esperaban un acuerdo de última hora que evitara la medida.
La presidenta Sheinbaum calificó los aranceles como una decisión injustificada que afectará negativamente a ambos países, subrayando los resultados obtenidos por su administración en materia de seguridad y reducción del tráfico de fentanilo. Asimismo, advirtió que su gobierno aplicará medidas de represalia si los aranceles se mantienen, en coordinación con Canadá.
Empresarios como Isaac Presburger, director de ventas de la empresa de ropa Preslow, señalaron que las medidas de Trump un golpe para la economía mexicana, especialmente en sectores como la manufactura, la agricultura y la industria del transporte. En la frontera, transportistas y empresarios se preparan para posibles interrupciones en la cadena de suministro, mientras que líderes empresariales en Jalisco ya buscan diversificar sus mercados hacia Europa y Asia.
Aunque la relación comercial entre México y Estados Unidos ha estado marcada por la colaboración en las últimas décadas, los nuevos aranceles podrían desencadenar una guerra comercial con consecuencias para ambas naciones. El gobierno mexicano, que había confiado en una negociación favorable, ahora enfrenta el reto de proteger su economía y explorar alternativas para fortalecer el mercado interno.