El Día del Maestro en México, celebrado el 15 de mayo, honra a quienes forjan el conocimiento, inspirado en hechos históricos y religiosos.

Cada 15 de mayo, México dedica una jornada especial para rendir homenaje a las maestras y maestros que con vocación, esfuerzo y compromiso, contribuyen a la formación educativa de generaciones enteras. Sin embargo, pocos conocen que esta tradición tiene más de un siglo de historia y se remonta a un contexto profundamente marcado por ideales de transformación nacional.
Fue en 1917 cuando los diputados Benito Ramírez y Enrique Viesca propusieron al entonces presidente Venustiano Carranza establecer el 15 de mayo como Día del Maestro. La fecha no fue elegida al azar, ya que confluían dos acontecimientos significativos: la festividad de San Juan Bautista de La Salle —patrono de los educadores— y el aniversario de la Toma de Querétaro, evento que representó la caída del Segundo Imperio Mexicano y la consolidación de la República. Esta doble coincidencia otorgó al día un simbolismo especial, tanto religioso como patriótico.
La propuesta fue aceptada y oficializada por Carranza, y en 1918 se llevó a cabo la primera conmemoración oficial del Día del Maestro en el país. Desde entonces, la fecha se ha mantenido como un espacio para reconocer no solo el trabajo docente, sino también su impacto en la sociedad.
El Gobierno del Estado de México destaca diversas razones por las cuales se celebra esta fecha: la pasión por la enseñanza, la conexión emocional que los maestros establecen con sus alumnos, su actitud positiva ante los desafíos del aula, el uso de métodos pedagógicos que promueven el aprendizaje inclusivo, la aplicación de una disciplina equitativa, y sobre todo, la capacidad de inspirar y motivar a sus estudiantes a superarse día a día.
Así, el 15 de mayo no es solo una celebración, sino un recordatorio del valor esencial de la labor docente en la construcción de una mejor sociedad.