¿Qué pasa si cae Jamenei? Irán se asoma a un abismo sin sucesor claro

El posible derrocamiento del líder supremo Ali Jamenei en Irán no garantiza un régimen democrático; analistas temen una dictadura militar o caos interno.

Irán

La intensificación del conflicto entre Israel e Irán, con ataques recientes que han apuntado no solo a instalaciones militares y nucleares, sino también a símbolos del régimen como la televisión estatal, han reavivado el debate sobre un posible derrocamiento del líder supremo Ali Jamenei. No obstante, diversos analistas advierten que su caída no traería automáticamente una transición democrática en el país persa, sino que abriría un escenario de incertidumbre, fragmentación política y hasta un eventual colapso institucional.

El presidente Donald Trump afirmó recientemente que conoce el paradero del ayatolá, lo cual ha alimentado especulaciones sobre una posible ofensiva dirigida específicamente a su eliminación. Sin embargo, gobiernos como el de Francia han manifestado abiertamente su preocupación ante esta posibilidad. El presidente Emmanuel Macron recordó que los derrocamientos de líderes como Sadam Husein en Irak o Muamar Gadafi en Libia, lejos de traer estabilidad, sumieron a ambos países en años de violencia y caos. A su juicio, repetir ese patrón en Irán sería un grave error estratégico.

La estructura de poder en Irán complica cualquier transición. La República Islámica no cuenta con una oposición unificada ni con una alternativa democrática viable que esté lista para asumir el poder. Aunque existen figuras como Reza Pahlavi, hijo del último sah de Irán, y movimientos como la Organización de los Muyahidines del Pueblo (OMPI), ninguno cuenta con el respaldo suficiente, ni dentro ni fuera del país. Pahlavi es visto con recelo por su cercanía con Israel, mientras que la OMPI arrastra el estigma de haber colaborado con Sadam Husein durante la guerra Irán-Irak.

Además, muchos expertos señalan que el vacío de poder podría ser aprovechado por los Guardianes de la Revolución Islámica, el poderoso brazo militar e ideológico del régimen, para instaurar una dictadura militar. En palabras del profesor Thomas Juneau, de la Universidad de Ottawa, la posibilidad más realista en caso de colapso del régimen es un golpe de Estado interno más que una transición democrática.

También existen factores estructurales que complican aún más el panorama. Irán es un país multiétnico, donde además de los persas conviven minorías como los kurdos, árabes, baluchíes y azeríes, lo que podría detonar tensiones separatistas si el poder central se debilita drásticamente. Esta diversidad, si no se gestiona con un gobierno de transición sólido, podría convertirse en otra fuente de conflicto interno.

Por el momento, Israel parece decidido a mantener su campaña de ataques, y su narrativa apunta claramente a la intención de debilitar, si no colapsar, el régimen iraní. Sin embargo, las consecuencias de ese camino están lejos de ser claras o alentadoras. El riesgo de una escalada regional, la desestabilización interna de Irán y la falta de una alternativa democrática estructurada hacen que el futuro político del país sea más incierto que nunca.

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