Trump y las redadas migratorias han provocado que mexicanos en California dejen de trabajar, afectando las remesas, que en gran parte provienen de ese estado clave para la economía mexicana.
El miedo a las redadas migratorias en Estados Unidos ha tenido un efecto inmediato en la comunidad mexicana que reside y trabaja en California. Miles de trabajadores han optado por no presentarse en sus empleos, lo que representa una amenaza directa al flujo de remesas hacia México. Esta situación resulta especialmente crítica, considerando que este estado aporta cerca del 30% de las remesas totales que llegan al país desde EE.UU.
De acuerdo con el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla), en 2024, más de la mitad de las remesas enviadas a México tuvieron su origen en los estados de California y Texas, siendo el primero la fuente más significativa. El rol que los trabajadores mexicanos desempeñan en sectores clave como la agricultura, la hotelería y los restaurantes ha sido crucial para mantener en funcionamiento muchas empresas locales en California.
En ciudades como Los Ángeles, las autoridades han implementado un toque de queda que va de las 8:00 de la noche hasta las 6:00 de la mañana. Esta medida ha limitado severamente la actividad comercial nocturna, impactando directamente a los trabajadores y negocios que dependen de esa franja horaria, particularmente en la industria de servicios.
Además del temor a ser detenidos, los trabajadores han reducido su movilidad y actividad laboral, especialmente durante los fines de semana, que es cuando suelen recibir su paga y enviar dinero a sus familias en México. El impacto económico se perfila como considerable: los inmigrantes mexicanos han destinado en promedio el 16.7% de sus ingresos laborales —calculados en 373 mil 726 millones de dólares en 2024— a transferencias hacia sus comunidades de origen.
Juan Carlos Guerrero, coordinador del Consejo de Desarrollo Binacional MX USA, advirtió que los eventos actuales tendrán consecuencias visibles en la cantidad de remesas que llegan a México. Según explicó, los efectos se comenzarán a notar en los próximos fines de semana, conforme disminuya la actividad laboral y se reduzca el flujo de dinero enviado.
