El Reino Unido se rearma con submarinos y armas digitales ante la amenaza rusa

El Reino Unido, ante la creciente agresión rusa, inicia su mayor rearme desde la Guerra Fría con submarinos, cibercomando y armamento de largo alcance.

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El primer ministro británico, Keir Starmer, anunció un plan de rearme sin precedentes desde la Guerra Fría, afirmando que el Reino Unido debe estar en estado de “preparación para la guerra”. El líder laborista presentó una ambiciosa estrategia de defensa que incluye la construcción de hasta 12 submarinos de ataque y una inversión millonaria en capacidades militares, con el objetivo de enfrentar un mundo sacudido por la hostilidad de Rusia y una aparente retirada de Estados Unidos del liderazgo global en seguridad.

La revisión estratégica, liderada por el exsecretario general de la OTAN George Robertson, urgió al país a incrementar la producción de drones, acumular municiones, y desarrollar nuevas tecnologías de defensa. Starmer describió un escenario alarmante: conflictos activos en Europa, amenazas nucleares, ataques cibernéticos diarios y el constante hostigamiento ruso en aguas y cielos del Reino Unido. Esta situación, según él, exige una respuesta firme y estructural.

El momento elegido para el anuncio coincidió con una intensificación del conflicto en Ucrania, donde drones ucranianos atacaron bases en territorio ruso, reforzando el contexto bélico del mensaje del gobierno británico. La revisión también respondió al debilitamiento del compromiso de Estados Unidos con la OTAN, especialmente bajo el liderazgo del expresidente Donald Trump, cuya actitud ambivalente hacia Vladimir Putin ha despertado preocupación en Europa.

Entre las medidas más destacadas está la compra de 7000 armas de largo alcance de fabricación nacional, la creación de un cibercomando y una inversión de 1350 millones de dólares en infraestructura digital. También se destinarán más de 1500 millones de libras para mejorar las viviendas de los militares, en un intento por frenar la disminución de efectivos, que ha alcanzado niveles históricos.

Además, la estrategia incluye proteger infraestructuras submarinas críticas y fortalecer el vínculo con aliados como Estados Unidos y Australia a través del pacto Aukus, del cual surgirán los nuevos submarinos. Este movimiento busca contrarrestar la creciente influencia china en el Indo-Pacífico, aunque también responde a la posibilidad de que EE. UU. reduzca su papel en el suministro de equipos estratégicos.

Starmer prometió aumentar el gasto en defensa hasta el 2,5 % del PIB, financiado en parte con recursos destinados previamente a ayuda exterior. Aunque no se comprometió con una fecha para alcanzar el 3 %, reiteró la necesidad de avanzar hacia ese objetivo, condicionándolo a una revisión del financiamiento.

Otra de las propuestas apunta a preparar a la población para un entorno más hostil. El gobierno sugiere ampliar la educación cívico-militar en las escuelas, incrementar el número de cadetes en un 30 %, y conceder al Ejecutivo poderes legales adicionales en caso de escalada bélica, como la movilización de reservistas o el uso de infraestructura privada.

La revisión también deja entrever un alejamiento de la dependencia nuclear estadounidense, al recomendar la adquisición de aviones capaces de lanzar armas nucleares tácticas, lo cual sería una capacidad propia del Reino Unido en caso de una ruptura con EE. UU. Según expertos, esta movida representa una señal clara de que Londres ya no confía plenamente en el compromiso estadounidense con la seguridad europea.

El informe marca una ruptura respecto a revisiones previas, como la de 2021, que proyectaba una visión optimista del «Reino Unido Global» tras el Brexit. Ahora, el enfoque se centra en restablecer la cooperación con la Unión Europea y blindar al país ante posibles amenazas, evidenciando un cambio de paradigma en la política exterior y de defensa.

La elaboración del documento contó con figuras clave como Fiona Hill, exasesora de Trump y crítica de su cercanía con Putin, y Richard Barrons, exsubjefe del Estado Mayor británico. En conjunto, sus aportes delinearon una estrategia que refleja un mundo más peligroso y volátil, donde el Reino Unido busca recuperar su capacidad de disuasión ante posibles conflictos mayores.

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