Rusia respondió a recientes ataques ucranianos con un masivo bombardeo aéreo que dejó al menos cuatro muertos en Kyiv y decenas de heridos en todo el país.

Rusia desató uno de los mayores ataques aéreos desde el inicio de la guerra en Ucrania, apenas días después de que Kiev lanzara una serie de ataques con drones sobre objetivos militares en territorio ruso. Durante la madrugada del viernes, el Kremlin activó una ofensiva que combinó misiles balísticos, misiles de crucero y cientos de drones kamikaze, impactando múltiples regiones ucranianas, incluida la capital Kyiv, donde murieron al menos cuatro personas y unas 40 resultaron heridas.
Imágenes difundidas desde Kyiv mostraban columnas de humo y llamas saliendo de edificios de apartamentos, mientras los bomberos trabajaban para contener los incendios. Las explosiones destrozaron ventanas, arrancaron muros y causaron daños considerables en vehículos estacionados. El alcalde Vitali Klitschko confirmó las muertes y señaló que las labores de búsqueda y rescate continuaban. Entre las víctimas, se reportó la muerte de tres bomberos, aunque no está claro si fueron incluidos en el balance oficial.
Los ataques se extendieron hasta Chernihiv, ciudad cercana a la frontera con Bielorrusia, donde se registraron al menos 14 explosiones atribuidas a misiles balísticos Iskander-M y misiles de crucero. En Lutsk, ubicada a menos de 100 kilómetros de la frontera con Polonia, el bombardeo dejó cinco heridos, según indicó su alcalde. CNN verificó imágenes geolocalizadas que mostraban múltiples impactos de misiles en la ciudad.
De acuerdo con el portavoz de la Fuerza Aérea ucraniana, Rusia lanzó al menos 38 misiles de crucero, seis misiles balísticos y 407 drones en un solo ataque, cifra que marca un nuevo umbral en la escalada de violencia aérea. El Ministerio del Interior ucraniano confirmó que alrededor de 40 personas fueron heridas en todo el país a causa del bombardeo.
Simultáneamente, Ucrania intensificó sus propios ataques en suelo ruso. Un dron ucraniano alcanzó una planta industrial en Engels, una ciudad clave en el sur de Rusia, donde se encuentran bases aéreas estratégicas. Las imágenes mostraban llamas y humo negro en el complejo. En enero, un ataque anterior había impactado un depósito de petróleo relacionado con un aeródromo militar en la misma ciudad.
Este nuevo ciclo de violencia responde a recientes ofensivas ucranianas, como el ataque al Puente de Kerch —que conecta a Rusia con Crimea— mediante explosivos submarinos. También se llevaron a cabo operaciones de sabotaje en aeródromos rusos, dañando aeronaves militares, incluidos bombarderos estratégicos.
En medio de esta escalada, Vladimir Putin mantuvo una conversación telefónica con Donald Trump en la que, según fuentes, comunicó su intención de responder a los ataques ucranianos. Sin embargo, el expresidente estadounidense no expresó objeción alguna, lo cual ha generado críticas entre autoridades ucranianas. “Cuando Putin mencionó venganza, sabíamos que eso significaba más muertos civiles, y Trump no lo detuvo”, dijo el legislador Oleksandr Merezhko.
Trump fue más allá al comparar el conflicto con una pelea infantil, declarando que a veces es mejor “dejarlos pelear un rato y luego separarlos”, minimizando la gravedad del conflicto y provocando reacciones de indignación en Kyiv y otras capitales europeas.
Mientras tanto, Rusia continúa perfeccionando su estrategia de saturación aérea: lanza decenas de drones de bajo coste para agotar las defensas ucranianas, seguidos por misiles más destructivos. Esta táctica se ha hecho posible gracias al aumento en la producción nacional de drones y misiles durante el último año.
Por su parte, Ucrania sigue dependiendo en gran medida del apoyo tecnológico y armamentístico de Estados Unidos para su defensa antiaérea. Sin embargo, recientes decisiones del Pentágono, como el desvío de sistemas antidrones originalmente destinados a Ucrania hacia unidades estadounidenses en Medio Oriente, han incrementado la preocupación en Kyiv respecto a la continuidad de la ayuda militar.
La situación sigue siendo extremadamente volátil y se esperan nuevas actualizaciones conforme evolucione el conflicto y se evalúen los daños del ataque más reciente.