Trump rechaza que los aranceles impacten a consumidores y exige a empresas como Walmart asumir los costos sin subir precios.

El expresidente Donald Trump ha intensificado sus críticas hacia las principales empresas minoristas y manufactureras de Estados Unidos que han advertido que podrían aumentar sus precios como resultado de la política arancelaria vigente. En el centro de sus ataques se encuentra Walmart, una de las cadenas más grandes del país, que recientemente informó que probablemente no podrá absorber todos los costos derivados de los nuevos aranceles impuestos por el gobierno federal.
Desde que iniciara su estrategia comercial agresiva, Trump ha defendido la imposición de aranceles de hasta el 30 por ciento a productos provenientes de diversas naciones, especialmente China, argumentando que esto obliga a los países a negociar mejores acuerdos con Estados Unidos y fortalece la economía nacional. Sin embargo, expertos y ejecutivos de empresas han señalado que los verdaderos afectados son los consumidores y las empresas estadounidenses, al tener que enfrentar mayores costos operativos y de importación.
Durante el fin de semana, Trump publicó un mensaje en redes sociales en el que exigió abiertamente que Walmart “se tragara los aranceles”, en lugar de trasladar el impacto económico a los precios al consumidor. Esta declaración se dio poco después de que Doug McMillon, director ejecutivo de la empresa, advirtiera que los márgenes actuales ya no permiten absorber por completo la presión financiera derivada de los aranceles.
A pesar de los señalamientos, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, intentó calmar la tensión asegurando que Walmart ya había soportado aranceles en el pasado sin modificar sus precios. Sin embargo, también admitió que la empresa podría verse forzada a asumir parte del impacto. La vocera de Walmart reafirmó su compromiso de mantener los precios lo más bajos posible, aunque reconoció que los márgenes reducidos del sector minorista complican esta tarea.
Este tipo de confrontaciones no son nuevas. En los últimos meses, Trump también ha dirigido críticas contra Amazon, Mattel y Ford, acusándolos de usar los aranceles como excusa para justificar aumentos de precios. Ha llegado incluso a amenazar con imponer aranceles del 100 por ciento a productos como juguetes si las empresas deciden ajustar sus precios.
Mientras tanto, los mercados financieros han reflejado la incertidumbre derivada de esta política comercial, con caídas recientes impulsadas por el temor de que la guerra arancelaria afecte el crecimiento económico. Aunque la inflación al consumidor se ha mantenido relativamente estable, algunos economistas advierten que los efectos de los aranceles podrían manifestarse con mayor intensidad en los próximos meses.
Pese a estas señales, la Casa Blanca mantiene su postura de que los aranceles no recaen sobre la población, sino sobre los países y empresas que exportan a Estados Unidos. Trump insiste en que estas compañías deben asumir el golpe financiero como parte de su responsabilidad corporativa, aunque esta expectativa contradiga su tradicional defensa del libre mercado y de la no intervención en precios.
La tensión con las empresas pone de relieve una contradicción fundamental en el enfoque económico del expresidente: mientras busca mostrarse como defensor del empresariado, también intenta imponer límites directos a su capacidad de adaptación ante políticas gubernamentales que impactan directamente en sus finanzas.