Dos turistas alemanes fueron detenidos por semanas y luego deportados de Estados Unidos. Relatan tratos inhumanos y falta de claridad en su detención, generando polémica en Alemania sobre las políticas migratorias de EE.UU.

Dos turistas alemanes que intentaron ingresar a Estados Unidos fueron detenidos durante semanas y finalmente deportados, generando controversia y preocupación tanto en Alemania como en otros países europeos. Los turistas, Jessica Brösche y Lucas Sielaff, relatan haber sido tratados de manera brusca por los funcionarios de inmigración, haber sido detenidos en condiciones precarias y haber recibido poca o ninguna información sobre las razones de su detención.
Brösche fue detenida en la frontera de San Ysidro, entre San Diego y Tijuana, y permaneció detenida durante 46 días. Sus crear amigos en una campaña en línea para recaudar fondos y presionar por su liberación, alegando que fue mantenida incomunicada durante nueve días. Se cree que su detención pudo haber sido motivada por el equipo de tatuaje que llevaba en su equipaje, lo que llevó a las autoridades a sospechar que planeaba trabajar ilegalmente en Estados Unidos.
Sielaff, por su parte, fue detenido al intentar regresar a Estados Unidos desde Tijuana, donde había ido a buscar tratamiento médico para el perro de su pareja. Relata haber tenido dificultades para comunicarse con los funcionarios debido a la falta de un traductor y afirma que el informe de su interrogatorio no reflejaba con exactitud lo que había dicho. Permaneció detenido durante 16 días en el Centro de Detención de Otay Mesa, donde compartió celda con otras ocho personas y esperó en largas colas para calentar su comida.
Ambos turistas regresaron a Alemania sin saber exactamente por qué fueron detenidos. Sus casos han generado preocupación en Alemania sobre el trato que reciben los turistas europeos en Estados Unidos, especialmente en el contexto de las políticas migratorias más estrictas implementadas por el gobierno del presidente Trump.
La familia de una turista británica, Becky Burke, también denunció su detención por más de dos semanas en el estado de Washington, en circunstancias similares.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) no respondió a las solicitudes de comentarios sobre estos casos.