Rusia intensifica ataques mientras negocia la paz con Ucrania

Rusia lanza su ofensiva más rápida del año en Ucrania, mientras sostiene negociaciones de paz, lo que genera dudas sobre sus intenciones reales.

Rusia

La guerra en Ucrania ha entrado en una nueva y desconcertante etapa, en la que las tropas rusas han acelerado su avance en el campo de batalla al mismo tiempo que Moscú participa en las primeras conversaciones de paz directas con Kiev desde 2022. Esta doble estrategia ha reducido aún más las esperanzas de lograr un alto al fuego, en un conflicto que ya ha cumplido su cuarto año.

En las últimas semanas, Rusia ha intensificado su ofensiva, principalmente en la región del Donbás, con avances que, aunque limitados en distancia, representan el ritmo de progresión más rápido de lo que va del año. También ha abierto un nuevo frente en el norte del país, en la región de Sumy, mientras lanza algunos de los ataques aéreos más grandes de la guerra contra ciudades ucranianas, usando drones y misiles para saturar las defensas aéreas y afectar tanto la moral de la población como la infraestructura industrial.

Analistas militares coinciden en que esta ofensiva no es casual. Consideran que el Kremlin está aprovechando las condiciones del verano para aumentar su poder de negociación, usando la presión militar como herramienta diplomática. A la par, Putin insiste en que Rusia busca establecer una “zona de seguridad” en la frontera, como justificación para sus incursiones. Sin embargo, muchos observadores occidentales y ucranianos consideran que estos movimientos demuestran que el Kremlin no busca una solución diplomática inmediata, sino una victoria militar.

Mientras el presidente ruso mantiene su discurso de que solo la eliminación de las “causas profundas” del conflicto permitirá poner fin a la guerra —una fórmula que Ucrania y sus aliados interpretan como imposiciones inaceptables—, los ataques sobre territorio ucraniano se intensifican. La noche del 24 al 25 de mayo, por ejemplo, Rusia lanzó 367 drones y misiles contra Kiev, con al menos 56 logrando impactar objetivos, en un ataque que causó la muerte de 12 civiles.

Ucrania, por su parte, ha señalado que aunque está dispuesta a continuar las conversaciones, necesita ver propuestas serias de cese al fuego por parte de Moscú. Las recientes declaraciones del presidente Volodímir Zelenski reflejan el escepticismo de Kiev ante lo que consideran una maniobra rusa para ganar tiempo o ventaja táctica mientras sigue el conflicto.

En el plano internacional, las repercusiones geopolíticas no se han hecho esperar. El expresidente estadounidense Donald Trump, que había mostrado simpatía por Vladimir Putin en el pasado, ahora lo critica abiertamente y amenaza con nuevas sanciones. Mientras tanto, Ucrania fortalece sus alianzas con Europa y refuerza sus posiciones ante la posibilidad de una prolongación del conflicto.

Algunos analistas opositores rusos consideran que la ofensiva podría volverse en contra del Kremlin si las presiones económicas y la fatiga militar minan la capacidad ofensiva rusa. Pero por ahora, Moscú parece decidido a seguir adelante, con mejoras en sus drones, nuevas tácticas y una determinación que busca enviar un mensaje: Rusia está dispuesta a seguir luchando, incluso mientras extiende la mano para negociar.

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