Un tribunal anuló los aranceles de Trump, pero su suspensión generó caos e incertidumbre en las empresas que dependen del comercio exterior.
Una reciente sentencia del Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos trajo un respiro momentáneo a las empresas afectadas por los aranceles impuestos durante el gobierno de Donald Trump. Sin embargo, la suspensión inmediata de esa decisión por parte de una corte superior ha dejado a las compañías sumidas nuevamente en un clima de caos, incertidumbre y dificultad para planificar.
La medida original invalidaba los aranceles que Trump impuso utilizando poderes de emergencia: un 30 % a productos chinos, un 25 % a la mayoría de los provenientes de México y Canadá, y un 10 % al resto. Aunque el tribunal concedió un plazo de 10 días a la Casa Blanca para detenerlos, el gobierno apeló de inmediato, logrando una suspensión de la decisión judicial. Esto mantuvo vigente el régimen arancelario mientras el caso avanza en las cortes, posiblemente hasta la Suprema Corte.
Empresas como Wildfang y Loftie, que habían reconfigurado sus cadenas de suministro para evadir aranceles, se enfrentan a una nueva ola de ambigüedad. Algunas, como Clear Blue Technologies, han optado por asumir el riesgo y mantener precios mientras esperan claridad. Otras, como ELF Beauty, que ya habían aplicado aumentos para cubrir el impacto arancelario, han prometido revertirlos si los aranceles son finalmente anulados.
Los agentes aduanales, como Clearit, insisten en que mientras no haya instrucciones oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, seguirán cobrando los aranceles. A esto se suma la creciente desconfianza de empresarios hacia la obediencia del poder ejecutivo a las decisiones judiciales, con antecedentes como el caso de un migrante deportado a pesar de una orden de la Corte Suprema.
Además del impacto económico directo, la naturaleza volátil de las políticas arancelarias ha complicado severamente la planeación estratégica de las empresas, especialmente aquellas que trabajan con calendarios anticipados, como la industria minorista. Ejecutivos de firmas como Kohl’s y Trim-Tex destacan que el entorno incierto ha mermado la confianza de sus socios comerciales internacionales y dificultado la toma de decisiones financieras.
Por ahora, muchas compañías continúan navegando a ciegas en un entorno donde las reglas del juego pueden cambiar de un día para otro. A pesar del breve alivio inicial, la guerra comercial iniciada por Trump continúa cobrando factura, no solo en términos de aranceles, sino también por la inestabilidad institucional que ha provocado.
